 Mundo de ficçãoIniciar sessão
Mundo de ficçãoIniciar sessãoTodos los presentes quedaron paralizados, incapaces de procesar lo que acababa de suceder. El grito de dolor de Tommaso resonó en el aire, silenciando a la multitud, mientras sujetaba una de sus manos heridas. Las miradas se dirigieron hacia donde se había disparado el tiro, revelando a Ângelo Messina, sereno y controlado, con su pistola en mano.
En medio de la tensión, Ângelo guardó su pistola y se dirigió a los presentes con una voz tranquila:
— Lamento lo ocurrido, pero no pude permitir que un intruso perturbara a mis invitados.
— ¡Eso no justifica un disparo! — exclamó Mia, exaltada, emergiendo entre los invitados. Mathew intentó retenerla, pero ella se apartó y se puso frente a Messina. — ¡Podrías haberlo matado!









