Capítulo 4 un beso

Sophia se sintió incómoda al presenciar la discusión entre los hermanos, y aún más al ser involucrada indirectamente en ella. Tomó la libreta y se salió de la oficina.

Noah visiblemente molesto, se liberó de la mano de su hermano y dio un paso hacia atrás, tratando de contener su enfado y corrió tras Sophia

— Anda, corre como rata — le gritó Cris que no podía con el enojo que le daba que Noah estuviera con Kate

—Lo siento, Sophia. Esto no debería haber ocurrido. Por favor, disculpa a mi hermano. Está un poco alterado por asuntos personales que no vienen al caso —se excusó Noah, tratando de que Sophia no se sintiera mal

Sophia asintió con comprensión, aunque no estaba acostumbrada a presenciar conflictos tan directos, especialmente entre sus superiores.

—No te preocupes, Noah. Entiendo que las cosas a veces se salen de control. Pero creo que lo importante ahora es resolver el problema que nos trajo aquí —respondió Sophia con calma, demostrando su profesionalidad

Cristopher, por su parte, apareció justamente cuando ellos hablaban, aunque aún mostraba una expresión de descontento ante su hermano, decidió contenerse por el momento tras las llamadas insistentes en su teléfono sobre el problema que estaba pasando, decidió tomar una y ponerla en alta voz para interrumpir la conversación.

— ¿Cómo podemos confiar en ustedes si nos han hecho esperar tanto tiempo? ¡Exigimos una explicación clara y una solución inmediata! —gritó una de las mujeres, totalmente molesta.

— Lo comprendo perfectamente, señora. Permítame hablar con el Doctor Noah para buscar una solución adecuada para todas ustedes —respondió Cristopher, Noah lo observó con enojo y frustración

— Las llamaremos en un momento, estamos trabajando en ello, mil disculpas — dijo Sophia finalmente acercándose al teléfono

— Si no obtenemos una respuesta hoy, buscaremos otro lugar y ustedes tendrán que regresarnos el dinero — advirtió

— Sí, así será — dijo Sophia demostrando preocupación por el asunto, Noah se sintió satisfecho por verla tan entregada a su trabajo a pesar de lo que había ocurrido

— ¿Te das cuenta, que hay cosas más importantes que tratar? — Dijo Noah y Cris frunció una ceja con arrogancia

— Pues no creas que eso se quedará así, por lo pronto, pasen de nuevo y vemos qué hacer — dijo Cris portándose al fin como un profesional

Ya en la oficina, Cris mantuvo la compostura y Noah no podía evitar observar con admiración a Sophia, cuando explicó todo lo que realizarían. Al terminar la reunión, Cristopher aceptó que las pacientes fueran tratadas en su clínica a la mañana siguiente, mandaron a traerlas en un avión privado, y fueron operadas por el mismo Noah, teniendo como asistente a Sophia.

Las operaciones fueron todo un éxito, y las pacientes se sintieron totalmente satisfechas por la atención y por lo bien que Sophia las trató.

— Gracias, Sophia por lo que has hecho, sin tu idea esto no habría sido posible — le dijo Noah al salir del quirófano

— Para eso estoy, Noah, es lo que me corresponde — dijo ella con modestia mientras se quitaba los guantes.

— Quisiera que nos fuéramos hoy mismo, no quiero que te sientas incómoda por las estupideces de mi hermano, pero en verdad estoy agotado, y sé que tú también mereces un descanso ¿Te parecería si nos reunimos en el lobby del hotel, y luego vamos a cenar? — la invitó Noah, y Sophia sintió que el corazón se le aceleraba

— Claro — logró decir nerviosa, mientras en su interior se hacía saber que eso no era una cita, que era simplemente un regalo por su trabajo, algo que se merecía.

— Listo, vete en el mismo auto que nos trajo, yo me quedaré para hablar con mi hermano y arreglar el asunto de los pagos, te veo a en un rato ¿Como a las ocho te parece bien? — preguntó Noah tras quitarse la bata, Sophia no pudo evitar mirarle sus músculos

— Sí, sí — titubeó quitándose también su bata, y Noah apreció su cintura perfecta a través de la blusa ajustada que llevaba

Salió de ahí y se fue directo a hablar con Cristopher sobre lo que estaba pasando con Kate, jamás imaginó que eso le provocara dolor a su hermano.

Sophia en cambio, se dirigió al auto, mentalizándose que no debía pensar en tonterías, que todo era parte de su trabajo. Al llegar al hotel, buscó entre sus cosas una ropa agradable, pero no llevaba más que ropa sencilla, contó el dinero que tenía en su billetera, y se dio cuenta de que tenía lo suficiente para comprar algo decente, se fue de prisa a un mol que estaba cerca. Buscó un par de tacones, una blusa de botones y un jeans negro, además maquillaje, rimel y un labial color rojo.

— Sophia, no deberías gastar tu dinero en esto, solo te invitó a cenar porque le ayudaste todo el día — pensaba mientras pagaba las cosas

Al llegar al hotel se empezó a cambiar y mientras se miraba en el espejo pensó — ¿Si no estuvieras ilusionada con esto por qué te estarías pintando?

— Es patético — resopló tras mirarse totalmente cambiada — No es un cita, no es una cita, te estás arreglando para ti, no para él — se repitió una y otra vez mientras bajaba las escaleras para llegar al lobby del hotel antes de las ocho.

Empezó a observar a todos lados y no vio a Noah por ningún lugar — es impuntual, ten paciencia — se dijo mientras movía su cartera

Un hombre se acercó a ella — ¿Usted es Sophia? — preguntó

— Sí — respondió ella nerviosa

— Bien, el señor Noah no podrá venir, ha tenido que quedarse con su hermano por unos asuntos en la clínica, le envía esto — dijo dándole un sobre. Sophia asombrada solo pudo agradecer mientras el hombre se marchaba

— Estúpida, Sophia, te das cuenta — resopló en voz baja, abriendo el sobre, era dinero

Caminó de regreso a su habitación, se quitó los tacones y la ropa, se puso una bata de dormir blanca y corta, se tumbó en la cama odiándose por lo que estaba sintiendo, pidió a través del teléfono una botella de sangría, ya no le importaba comer, estaba demasiado estresada, necesitaba relajarse y solo el vino podía calmarla.

Se tomó todo el vino que pudo, lamentándose por su vida monótona, desde que Andrew la había abandonado y le había sido infiel, no tenía el mínimo interés en ningún hombre, así que se sentía patética, por haberse arreglado para salir a comer con su jefe, pues en el fondo había pensado que podía ser algo agradable que la sacara de la rutina que llevaba viviendo durante los últimos meses

El vino le provocó mucha relajación y sueño, además porque no había comido, estaba tan cansada y molesta que ni siquiera se dio cuenta de que había dejado la puerta abierta cuando el repartidor hizo la entrega.

Se quedó dormida a los pies de la cama, tirada en el piso. A media noche Noah llegó al hotel, y mientras pasaba a su habitación se dio cuenta de que la puerta estaba entreabierta, preocupado y deseoso de verla no pudo resistir a acercarse. Cuando la vio tirada en el piso con la bata recogida mostrando sus piernas y ropa interior, se sintió tentado a cubrirla o tal vez a desnudarla, pero era un hombre respetuoso, sabía que esas cosas solo podía hacerlas con quien lo deseara.

— Sophia, despierta — dijo tocándole el hombro, ella se despertó y lo miró sorprendida, pensando que quizá estaba soñando con él, se restregó los ojos para comprobar que seguía dormida

Noah sonrió ante la expresión, parecía una niña recién despierta — Soy Noah, tu jefe, te has quedado dormida con la puerta abierta — agregó él entre risas y entonces Sophia recobró la postura y rápidamente se acomodó la bata

— Ay no, qué vergüenza — dijo mientras se levantaba de prisa y se cubría los pechos con sus brazos — te agradezco, Noah, pero no es bueno que estés aquí

— Perdón por interrumpir tu privacidad, pero solo entré porque estaba abierta la puerta

— Sí, y te lo agradezco — lo interrumpió Sophia llena de nervios

— Así que no cenaste, sino que te tomaste esa botella de vino — agregó Noah tomando la botella del piso

— Sí, pues alguien aquí me ha dejado plantada — logró decir sin darse cuenta de lo evidente que parecían sus palabras

— Lo siento, de verdad, pero ya viste que mi hermano está algo loco — contestó Noah acercándose a ella lentamente, Sophia sintió el olor de su perfume que le quitaba la cordura

— No importa, bromeaba— se defendió mientras Noah se atrevió a pasarle la mano por la mejilla para apartarle un mechón de pelo

— Noah, no deberías… — titubeó, pero los labios de Noah ya estaban en los suyos

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