Capítulo 48 —Y siguen lo sestremecimientos
Narrador:
El sol apenas comenzaba a teñir el cielo cuando Massimo llegó a recoger a Nadia.
Ella subió al coche con una sudadera holgada y jeans ajustados que delineaban sus curvas sin esfuerzo. Massimo la miró de reojo mientras se acomodaba en el asiento, sintiendo una mal*dita necesidad de sacarle esa sudadera con los dientes.
—Buenos días —murmuró ella.
—Buenos días, pequeña. —Le sostuvo la mirada con intensidad —¿Dormiste bien?
Nadia sintió un escalofrío ante el tono de su voz, como si ocultara un doble significado.
—Sí.
—Lástima.
—¿Por qué lástima?
Massimo sonrió y puso el coche en marcha.
—Porque si no hubieras dormido bien, habría buscado la forma de agotarte antes del viaje.
Nadia abrió los ojos de par en par, su pecho subiendo y bajando más rápido.
—Eres un mal*dito.
—Y tú me adoras.
El camino comenzó en un silencio tenso.
Nadia no dejaba de mirarlo de reojo, como si esperara que en cualquier momento él hiciera algo que rompiera su ya