Capítulo 24 —Círculos en la piel
Narrador:
La mañana era tranquila en la casa que Massimo consideraba su refugio. Había llegado temprano, queriendo aprovechar el día para hablar con el encargado de la remodelación y el paisajista que se haría cargo de los jardines. Sabía que Nadia aún dormía, así que decidió preparar el desayuno con calma.
La cocina estaba iluminada por la suave luz del sol que entraba por los ventanales. Massimo, con las mangas de su camisa remangadas y la corbata aflojada, se movía con soltura entre los muebles, sirviendo café y cortando pan fresco. La simpleza de la escena lo relajaba de una manera que pocas cosas lograban. Tal vez porque, por primera vez en mucho tiempo, no estaba en una oficina, no estaba rodeado de gente esperando órdenes o mujeres buscando llamar su atención. Estaba en un hogar. Y en ese hogar estaba ella.
Sonrió para sí mismo mientras batía los huevos para una tortilla. Escuchó el crujido de una puerta abriéndose y pasos suaves acercándose det