Paolo y Roxy bajaron con cuidado por el balcón, agradecidos por la oscuridad de la noche que los cubría. Una vez que llegaron en el piso inferior, Paolo saltó al suelo con agilidad y ayudó a Roxy a bajar con cuidado también.

No había tiempo que perder, debían escapar de allí, escucharon a los hombres que seguían golpeando la puerta con más fuerza. Corrieron, y salieron hacia el pasillo y después empezaron a bajar por las escaleras, pero él sentía que no estaban siendo todo lo rápido que se debía.

Mientras huían, Paolo pensó que la única forma de escapar era corriendo por la calle, no podían quedarse en ningún apartamento, porque lo más probable es que esos hombres terminaran volteando el lugar para encontrarlos, eso lo hizo preocuparse, porque cuando abrieran la puerta y se dieran cuenta de que no estaban, no dudarían en ir por ellos y atacarlo.

—¡Rápido, tenemos que correr! —exclamó Paolo.

Comenzaron a correr por las escaleras, tratando de hacer el menor ruido posible, aunque los ta