- Bienvenida a mi humilde morada- La Diosa Luna era una mujer extremadamente hermosa, el sitió tenía un ambiente clásico y su decoración era netamente de Luna y de Licántropos, la frialdad podría ser insoportable para otros, pero aquello no era así para una Vampiresa que estaba con una actitud altanera aunque se encuentre en manos de un enemigo potencial
- ¿Piensas mantenerme como rehén? - Emma no se mostraba intimidada por la Diosa Luna
- Me imagino que ya te han dicho que 100 años de maldición se acerca y esos 100 años voy a hacer que tú los vivas en total oscuridad.
- Has el intento, pero no te arrepientas si te destruyo- Emma se veía bastante altanera - Aquello podría el mayor logro o por lo menos seria uno de las más grandes hazañas, asesinar a la Diosa Luna y convertir a tus hijos en esclavos de los Vampiros - Ni bien Emma había expresado en su totalidad aquellas palabras la Diosa Luna se la llevó por delante, su fuerza era bastante superior, no obstante la Vampiresa también tení