Rocio, antes de visitar la mansión de sus suegros, ya había ordenado a las mucamas empacar sus cosas y las de sus hijos, ella se marcharía ese mismo día, estaba absolutamente decidida, Angelina le facilitó su avión privado para viajar, el CEO Lucien Black y ella despidieron a sus nietos tratando de ocultar su tristeza

No había sido nada fácil hacerle frente a la situación, dos de sus adorados nietos se irían del país y su hijo los había decepcionado enormemente, el CEO Black, estaba impaciente por hablar con Angelo, no es que pudiera hacer demasiado, su hijo ya era un hombre hecho y derecho, pero si le diría cuántos son diez

De regreso el hombre hizo una llamada a su mejor amigo, un hombre que había demostrado ser íntegro, que nunca mentía, que sería incapaz de faltarle a su amada esposa ni de destruir a su familia con un amorío

— Que tal papá, que milagro que me llamas, ¿pasa algo? — Lucien, se encontraba cargando a su pequeña Aby, la preciosa bebé de ojos grandes verdes, reía a carc