Entre las dos casas, otros vecinos nos saludaban y por lo visto, aunque no todos los miembros, por lo menos tres de cada casa fueron a la celebración de navidad en casa de Don Silvestre. Y no era que el Don fuese muy dado a dar, no, más bien era presumido y le gustaba demostrar que tenía y podía, pero lo hacía de una manera tan sutil que terminaba convenciendo. Yo crecí viendo a papá reír de sus cosas y a mamá odiando cada una de ellas. Pues bien, la gente fue a la celebración navideña, ¿la razón? Pensaban que iba mi esposa, yo y mi esposa, como cada año, inclusive cuando papá cumplió un año de muerto fuimos y la pasamos entre los vecinos.
La boda sin noviazgo fue tan sorpresiva, traer a una desconocida a esta parte del país donde la gente era tan curiosa hizo que la casa de Don Silvestre se llenara. Esta mujer que llevaba semanas paseándo