Capítulo 37.
No tenía forma de saber cuánto había pasado desde la caída, la explosión y yo quedándome en una misma posición para proteger a Rowan.
Su respiración, a diferencia de cuando lo saqué del auto, era lenta pero constante. Eso no me tranquilizaba.
Me despegué lentamente de su cuerpo para finalmente comenzar a evaluar sus heridas. Comencé con sus piernas y fui subiendo mientras palpaba en busca de algún hueso roto, pero todo parecía normal.
Tenía múltiples heridas lacerantes que seguramente fueron causadas por la lluvia de cristales rotos que cayeron sobre nosotros. Mi primera evaluación sobre su herida en la mejilla derecha fue errónea; no era profunda, la mayor parte de la sangre de su cara provenía de una herida profunda en el nacimiento de su cabello.
No era de extrañar que se encontrara inconsciente, ese golpe lo había dejado fuera de combate.
Hice una mueca. Yo causé que volviera a golpearse la cabeza cuando lo arrojé hasta aquí, solo esperaba que no hubiera agravado lo que sea que