Un día antes.
"Kyle, hijo, la señorita Taylor tuvo un encuentro con su ex en su edificio, pero se lo quitó de encima diciéndole que se iba a vivir con su... nuevo novio", le informó por teléfono Hank, el conductor que ayudó a Gabriela a trasladarse al Hotel el Segundo Diamante.
Hank, de unos cuarenta años, había encontrado un hogar en los Wright y llevaba diez años trabajando para ellos. Consideraba a Kyle como su segundo hijo. Era consciente de que Kyle no había tenido novia nunca, e incluso a él le preocupaba el hecho de que el gran director ejecutivo de la Corporación Wright Diamante no estuviera interesado en las mujeres.
Afortunadamente, Gabriela Taylor apareció, y Hank estaba encantado de apoyar a Kyle en su conquista.
Desde su despacho, Kyle levantó su teléfono con orgullo. Se giró hacia la vista de la ciudad y sonrió. ¡Pensó que era imposible que un tal Warren Foster le ganara!
"Gracias, Hank, por traer a la señorita Taylor sana y salva al hotel", respondió Kyl