—No lo sé Daphne—dijo finalmente Dorian observando la hoja colocada sobre la mesa mientras torcía su boca.
—Vamos guapetón, no te volveré a besar solo será un paseo tomados de las manos—contestó ella desde su lugar frente a él.
Habían pasado ya dos horas desde que Dorian salió del dormitorio, guiado por el embriagador aroma de los pancakes ; dos horas en las que ella había desarrollado un plan para su primera salida en público.
La cita iba a ser en el parque de las rosas, un amplio lugar donde los amantes y parejas solían ir con la intención de perderse entre los laberínticos pasajes de rosa, en el centro del lugar se erguía una hermosa fuente con