57. HUYENDO DE LOS MONTENEGRO II
Christian
No sabía cuál Montenegro era peor en este momento, pero debía deshacerme cuanto antes de Raúl al sentir la sangre bajar a mi entrepierna con cada succión que hacía ella a la par de un perfecto trabajo manual que supo combinar diabólicamente.
Al final accedí a la invitación asegurándole que buscaría a Alma, le informaría que nos veríamos en dos horas para dar un recorrido los cuatro en la zona ecológica y en la noche iríamos al casino, pero fue porque no soportaba un minuto más llegando a liberar mi deseo en la boca de ella en cuanto él se alejó devuelta a la habitación y la muy descarada salió con orgullo tras acomodar la prenda dejando un beso en mi mejilla.
—Ojo por ojo, padre, ahora estamos a mano —murmuró perversa en lo que yo recuperaba el aliento.
Parecía que me había succionado el espíritu, sin embargo, la tomé con fuerza de la muñeca llevándonos a la habitación, nos desnudamos rápidamente en medio de un fogoso beso que encendió nuestras ganas y la levanté alejánd