88. La adivinanza de la diosa
Penelope
¿Han tenido alguna vez esa sensación de querer despertar y no poder? Es justo así cómo me siento ahora mismo.
Tengo los ojos cegados por la inmensa luz que hay delante de mí y puedo sentir como todo el cuerpo me hormiguea, pero no entiendo por qué. No sé dónde estoy, sin embargo cuándo la luz poco a poco se va atenuando alcanzo a ver la silueta de una mujer enfrente mío.
Cómo si de un imán se tratara mis pies comienzan a caminar directo hacia la mujer y el hormigueo en mi cuerpo se va haciendo cada vez más fuerte a medida que me acerco y puedo ver sus facciones: Cabello plateado, piel blanca, ojos grises… Ella es… es…
—Hola Penelope, llevo mucho tiempo esperándote.
—Diosa Luna…—le digo con una exhalación y ella me regala una sonrisa maternal—Yo…No entiendo ¿En dónde estoy?
—Estamos en tus sueños, por supuesto. A veces los sueños son los lugares más seguros para hablar y dejar mensajes, pero en esta ocasión he tenido que venir por mí misma porque tengo un mensaje muy importante