Nicklaus
Un cuerpo humano.
Siento como un escalofrío me recorre el cuerpo por completo. Me acerco con cautela, sintiendo cómo mi corazón late con fuerza en mi pecho. El hombre, porque es claramente un hombre, está tendido en el suelo de la misma manera que el lobo.
Su piel es pálida, casi translúcida, y su rostro está congelado en una expresión de absoluto terror. Pero lo más inquietante es que, al igual que el lobo, no tiene sangre. Ni una gota.
—No puede ser... —murmura Blake, dando un paso hacia atrás, su rostro reflejando la incredulidad y el horror.
Me inclino sobre el cuerpo, tratando de encontrar alguna explicación, algo que me diga qué le pasó a este hombre. Pero no hay nada. Solo esa misma desolación y la terrible sensación de que hemos cruzado una línea que no debíamos.
—Esto no es obra de nada que conozcamos —digo en voz baja, mi mente trabajando para encontrar una solución—. Es como si algo... o alguien, lo hubiera drenado por completo.
—¿Crees que tenga que ver con la mis