Ojeando los números de los presupuestos que le han pasado, Sebastián mueve la cabeza de un lado a otro al ver la fortuna que va a salir la renovación que planea, algo que si bien se esperaba ahora que ve los números exactos llega a hacerlo dudar un poco. Pues aunque sabe que esa renovación es necesaria antes de que ese dinero lo tengan que comenzar a utilizar en reparaciones, y además por el hecho de que les brindaría la oportunidad de dar un salto sin precedentes en el mercado, no quiere cometer el error de terminar siendo demasiado ambicioso y termine guiando a la compañía hacia su posible quiebra.
—Toda inversión tiene su riesgo, y que esta vez yo sea el rostro visible que deberá hacerse cargo de los beneficios o consecuencias que implique no debería cambiar las cosas —murmura el empresario decidido a no echarse atrás.—Señor, disculpe, ¿Puedo pasar? —pregunta Bárbara con cierta timidez abriendo la puerta de la oficina.—Claro, pasa, ¿Has