Laura se vistió y trató de disimular sus ojeras con algo de maquillaje, a pesar de que era una mujer físicamente muy atractiva, en ese momento no podía disimular su depresión y lo triste que se encontraba.
Javier la tomó por el brazo fuertemente y antes de comenzar a bajar las escaleras se acercó a ella diciéndole al oído:
— Quiero que sonrías aunque te cueste hacerlo. Recuerda que tu libertad depende de ti.
— ¿ Por qué haces esto Javier? Ya me tienes, te metiste en mi cama, compartimos la misma habitación; entonces no entiendo qué más quieres de mí.
— Que seas mi mujer, quiero que te vuelvas a entregar a mí como lo hacías antes. Quiero que borres de tu mente que alguna vez Alejandro fue tu amante.
— Sabes perfectamente que ya yo no te quiero y no voy a volver a estar contigo íntimamente. Además, este hijo es una razón suficiente para no olvidarlo jamás.
— Te he tenido mucha paciencia y he querido que tú solita vengas a mí a pedirme que te haga el amor. Pero estoy per