El viento helado de aquella noche, le calaba en lo profundo de los huesos, tal y como era cuando tenía que dormir en aquel húmedo y demasiado frío establo en medio de los caballos. Sus pasos eran lentos, tan lentos que sentía que aquel camino no terminaba jamás. La nieve le lastimaba los pies descalzos, y su cuerpo dolía tanto que sentía que en cualquier momento iba a desfallecer.
Los lamentables y tristes aullidos de los lobos penetraban en sus oídos, causándole aquella terrible ansiedad que la estaba embargando. ¿En donde estaba? ¿Qué era aquel desolado paramo nevado?
—¡Janus! ¿En dónde estás? —
Artemisa llamaba desesperada a su lobo, al que ella había elegido para ser su compañero de vida…aquel del que ella deseaba enamorarse, y de nadie más.
—¿A quien estás buscando mi niña? —
Aquella mujer idéntica a ella, a miraba con un halo de profunda tristeza desde aquellos ojos celestes que parecían a punto de derramar lágrimas.
—¿Quién eres tú? Cuestiono Artemisa en aquel desolado paramo n