Capítulo 5. Es un buen trato

Ella se giró para mirarlo a los ojos, no estaba segura de que fuera buena idea quedarse allí con ese hombre.

-Mire, señor Rizzo, no estoy interesada en ningún convenio de índole… sexual. Seré anticuada, pero espero al menos estar un poco enamorada del hombre a quien… me entregue por primera vez. Además… no tengo la experiencia que seguramente usted podría apreciar mejor… Sólo… bailo. Nada más.

-Si, no se preocupe, eso ya lo comprendí. Verá, señorita Blue…

-Ámbar… es mi nombre real. Ámbar Rice.

-Bien… Ámbar. Resulta que hoy mi padre me dio un ultimátum que me tuvo todo el día bastante nervioso, como bien lo habrá notado hace un momento. Usted me agrada, a pesar de mi mal comportamiento fue comprensiva sin dejar de ser firme. La exigencia de mi padre es que yo debo tener una pareja estable este año, pero no tengo ni las ganas ni el tiempo para formar pareja real, para conseguir un interés… romántico. Ninguna de mis "amigas" me interesan para eso y temo que cualquier vínculo con ellas podría tener… malas consecuencias para mi, por ejemplo, que crean que voy en serio…

Ella no entendía a qué iba con toda esta explicación.

-¿Y por qué me cuenta todo ésto? ¿Qué tengo que ver?

-Es claro que usted necesita dinero, no le interesa el sexo- "por ahora"- y es muy atractiva. Por otro lado, yo necesito una mujer a mi lado, preferentemente desconocida para que la prensa rosa no infle demasiado la relación con rumores, vínculos empresariales, etcétera…

Ámbar comenzó a entender a dónde quería llegar Marco.

-Deténgase… no creo que sea una buena idea.

-Piénselo… yo le ofrezco todo el dinero que necesite, nuevas ropas y joyas para que luzca al nivel esperado en la mujer que me acompaña, una habitación en mi mansión, chofer, empleados…

-No es sólo eso, señor. No quiero dejar mi carrera y…

-No será necesario, no te pido que dejes los estudios. Sólo debes ser mi novia para el resto del mundo. Tampoco te exigiré otra cosa. Incluso firmaremos un contrato.

Por supuesto, Marco esperaba que, con el tiempo, ella cediera para acostarse con él, pero eso no lo dijo en voz alta.

-El dinero, dijiste que lo necesitabas mucho… dime, ¿para qué lo necesitas?.

Ella miró al suelo. Era extraño seguir confesándole secretos a ese desconocido que tenía delante.

-Es… mi madre. Está muy enferma y hay un nuevo tratamiento, muy costoso. Está internada, lo cual también es un gasto importante por día.

-Pues la trasladaremos al mejor hospital, con todos los gastos y tratamientos pagos. En un lugar de categoría para que puedas visitarla.

A ella le brillaron los ojos. Eso sería tan perfecto. Era como un sueño luego de tantos años.

Sin embargo, sentía que había muchos puntos sueltos.

-Pero… yo no soy… de su clase social, ¿no sería un problema para su padre? ¿O para saber cómo desempeñarme en público?

-¿Qué estudias?

-Diseño…

-Pues serás una diseñadora que conocí en un viaje de negocios en otro país, con la que tuve una relación a distancia éstas últimas semanas, pero que decidió mudarse para estar cerca y hacer avanzar la relación. La diferencia de países podría explicar el hecho de que no te conocen en la alta sociedad o que tengas "costumbres excéntricas". Fingiremos estar muy enamorados. Que en mi familia no queden dudas que vamos en serio. Tal vez un compromiso en unos meses… ¿Qué dices? ¿Acaso no es perfecto para ambos?

-Sí, suena bien. Pero tengo un contrato con el señor Franz…

-Yo me encargo de eso. ¿Entonces? ¿Aceptas?

Realmente era una oferta tentadora. Sonaba un poco arriesgado, sobre todo por estar cerca de ese hombre. Si cualquier otro se hubiera apenas acercado a ella del modo que lo hizo Marco, habría llamado a Eliot enseguida. Pero este hombre la había paralizado con su mirada, su aroma, su calor, y la evidente potencia física. Ir a su casa sería meterse en la boca del lobo

Por otro lado, su madre sería llevada al mejor hospital y con los mejores médicos y cuidados. Era difícil rechazar eso. Habría hecho lo que fuera por conseguirlo. Tal vez incluso perder su virginidad con Marco, si no se hubiera asustado tanto.

Pero ahora, no necesitaba hacerlo. Incluso no tendría que trabajar y podría pasar más tiempo con su madre.

-Acepto. Si usted puede solucionar lo de mi contrato con Moonlight, y me asegura por escrito que mi madre recibirá todos los cuidados que necesita, fingiré ser su novia.

-Perfecto, empecemos por tutearnos Ámbar. Voy a hablar con Franz y vuelvo. No puedes volver a bailar aquí, vienen muchos hombres que quizá te reconozcan luego.

Él se puso de pie y se acercó. Le corrió un mechón de cabello que le cruzaba la frente, y la miró a los ojos mientras tocaba su mejilla cálida.

-Aunque de cerca, y sin las luces del escenario ni el maquillaje cargado… luces muy diferente. Eres más hermosa aún.

Ámbar notó que había dejado de respirar. No podía quitar la mirada de esos ojos de águila y esa boca redondeada y deseable, como la de un dios griego.

-Quédate aquí. Ya regreso.

Ella logró responder:

-Es… Está bien… señor, digo, Marco. Te espero.

Marco fue a la oficina de Franz y golpeó la puerta.

-Adelante.

-Permiso señor Franz.

-Lo noto más calmado señor Rizzo. Tome asiento.

Marco se sentó frente al escritorio.

-Es verdad. Me disculpo por mi arrebato. Tuve un pésimo día.

-¿Y cómo es que mejoró?

-Resulta que su chica Blue, no aceptó mi oferta inicial, pero me será útil para resolver otro de mis problemas. Por lo tanto, tendrá un contrato conmigo a cambio de solucionarle sus problemas económicos. Podrá ver cuál es mi dilema aquí.

-Por supuesto, Blue tiene un contrato conmigo.

-Exacto.

-¿Y cómo propone resolverlo?

-Dígame usted, ¿qué necesita para dejarla ir?

-Pues es simple. Ella me hace ganar mucho dinero, supongo que por una suma razonable, puedo sacrificar este año de ganancias.

-Perfecto. Dígame la cifra y se la transfiero ya mismo… y me llevo a Ámbar conmigo esta noche.

El señor Franz no quería dejarla ir tan fácilmente, pero tampoco podía desperdiciar la oportunidad de hacer un trato tan beneficioso.

No sólo era el dinero, el magnate poderoso, Marco Rizzo, le debería un favor a Franz después de esta noche, y eso podía ser realmente útil en su mundo. Algún problemilla con la ley, o con alguno de los socios de Rizzo, o simplemente información extra en algún negocio.

De cualquier modo, pareciera que todos ganaban en ésta transacción.

La chica era buena, pero tenía más bailarinas. No entendía por qué Marco se había encaprichado de ese modo, pero él no sería tan tonto como para dejarlo pasar.

-Bien, señor Rizzo- le dijo tendiéndole la mano- Al parecer tenemos un trato. Espero que no se olvide la flexibilidad que he tenido esta noche con usted.

-Por supuesto, soy un hombre con buena memoria para amigos… y enemigos.

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