Connor parecía un toro de lidia en plena embestida. La desesperación de no encontrar a Baby había dado paso a la rabia, a la frustración y a la seguridad de que estaba en peligro. Su instinto se lo gritaba.
Jackson se acercó rápidamente a ellos, dándose cuenta por sus caras de que algo sucedía y Jacob se lo explicó en dos palabras:
—Baby desapareció.
—¡Mierda! —gruñó el periodista—. Estaba aquí hace diez minutos, la vi hablando con Ordaz y luego contestó a su teléfono…
—Quizás haya salido de la sala para hablar más tranquila… —murmuró Jake dirigiéndose a Connor. Era una posibilidad.
—Hay seis malditas puertas en este salón, empiecen a buscar —ordenó Connor y él mismo se dirigió a una de ellas.
Jackson y Jacob corrier