Siete meses después
Baby no pudo evitar sonreír ante la primera contracción.
—¡Connooooor! —-gritó y lanzó una carcajada cuando lo vio derrapar sobre el suelo de la sala, mientras Sam hacía exactamente lo mismo detrás de él.
—Mami ¿ya viene? —Sam y su padre habían estado las últimas semanas esperando aquel momento y preguntando cada cinco minutos.
—¡Ya viene! —confirmó Baby respirando con dificultad.
—¡Genial! ¡Voy a tener una hermanita! ¬—gritó Sam con alegría.
—O hermanito ¬—lo reconvino su padre—. Todavía no sabemos qué será.
En ninguna de las ecografías Connor y Baby habían querido saber el sexo del bebé, pero Sam no dejaba de insistir en que sería una hermanita.