SIN PRESIÓN.

Ana entró y disimuló frente a los hermanos.

—No te preocupes, no te despidas tanto que lo traeré de regreso.

—Dame unas horas para que no quieras deshacerte de mí; mujer —le respondió Samuel mientras Ana movía la silla.

—Querido, lamentablemente dentro de un rato querrás tú deshacerte de mí, las terapias son dolorosas y te haré gritar.

—Promesas, promesas...

Boris los observó sonriendo y aliviado en que su hermano estaba esta vez por un buen sendero fue hacia la cocina donde su amada estaba devorando un pastel de chocolate, a escondidas de Axel.

En el momento que ella lo vio

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