EPÍLOGO.

Un año y siete meses después.

Edgar había sido sentenciado a varios años de prisión, puesto que se le sumó la multa de 150 veces el valor de la unidad de medida del caballo, cantidad de dinero que no tenía cómo pagar por la muerte de Masi, ya que era un pura sangre y Manuel se encargó de hacerle pagar por ello, utilizando la experiencia médica del veterinario quien gustoso declaró en su contra. Tiempo después fue trasladado a una cárcel de salud mental, por su trastorno de personalidad, un día decía llamarse Karina adoptando la actitud que ella tenía hacia él, luego decía ser su padre y así sucesivamente, quedando totalmente fuera de sí.

En cambio, Marck contaba los segundos para que la muerte lo liberara de esa vida tan deprimente que le ha tocado vivir, se quedó sin las funciones de su cuerpo inmóvil sobre una cama donde sus extremidades no respondían ante el mandato de su cereb

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