Tobhías
Ni siquiera toco el timbre, ella justo abre la puerta con su gran y hermosa sonrisa dibujada en sus labios. Le doy en breve repaso y noto que sabe a qué vengo. Su cuerpo está fundido en una bata de seda y su cabello cae en cascadas sobre sus pechos, sus labios finos llaman al pecado y no dilato más, me adentro a comerme su boca.
Muerdo sus labios degustando su sabor, succiono arriba y abajo mientras con mi mano aprieto su nuca presionándola más a mí. Con ella nunca he sido delicado y no lo seré ahora, no cuando llevo días necesitando olvidarme de la castaña teñida.
Caminamos quitándonos la ropa y magreo su nalgas en el proceso. Mi torso queda desnudo al instante y la cargo en mis brazos para caminar hasta la sala. La pongo sobre el sofá moderno y la abro completamente de piernas. Quito de con destreza su sujetador dejándome ver sus tetas, aunque lindas no se comparan a las de...
¡Maldito seas Tohbías!
Voy hasta ellas lamiéndolas, apretándolas juntas y deslizando mi lengua entr