Clara invitó entonces a Roy a una sala donde había varios tipos de bebidas de marcas famosas y, por supuesto, muy caras. La sala también estaba equipada con un pequeño sistema de sonido que podía usarse para reproducir música.

La sala parecía un bar, pero era pequeña y solo la usaba Clara personalmente. Pueden imaginarse lo rica que era la bella segunda esposa de un funcionario; podría decirse que no había nada que no tuviera y lo que quería le era muy fácil de conseguir.

Clara eligió y abrió una botella de bebida y la vertió en dos hermosas copas, una de las cuales le dio a Roy y la otra quedó en su mano.

"¡Vamos, brindemos por Roy!", invitó. Roy asintió y tomó un sorbo de la bebida color vino de la copa junto con Clara.

Poco después, Clara se levantó de su asiento, poniendo música suave, e invitó a Roy a la pista.

"Esta es la primera vez que invito a un hombre que no sea mi esposo a la villa y a esta sala. ¿Qué tal Roy? ¿Te parece bien que te invite?", preguntó Clara. “Esta villa de