Anya regresó al corporativo, se quedó trabajando hasta tarde en su oficina, después del tiempo fuera debido a su huida a Italia y posterior regreso, tenía mucho que ponerse al día.
Los eventos de los últimos meses daban vueltas en su mente mientras revisaba contratos y estados financieros, su fallido matrimonio con Alexei, el nacimiento de Yuri, ahora estaba de vuelta, determinada a recuperar lo que era suyo por derecho y hacer pagar a quienes la lastimaron.
Un suave golpe en la puerta la sacó de sus reflexiones, era Viktor.
—Anya, tenemos que hablar —dijo él entrando y cerrando la puerta tras de sí, se veía tenso, sus ojos ardían de furia.
Anya suspiró, sabía de qué quería hablar.
—Es sobre el pedido de Alexei de que vaya a su mansión a trabajar como parte de la servidumbre, ¿Verdad?
—¿Cómo puedes siquiera considerar aceptar tal humillación? —estalló Viktor.
—¡Después de todo lo que te hizo! El muy bastardo... debería ir ahora mismo a partirle la cara por atreverse a decirlo.
—¡No!