"¿Estás ocupado hoy, cariño?" preguntó Sarah, quien en ese momento estaba ajustando la corbata azul en el cuello de su esposo.
"Puedes preguntarle todo a Dina", respondió él.
"Pero quiero que seas tú quien me responda directamente. ¿Qué tan difícil es?" Sarah comenzó a molestarse.
Tal vez estaba cansada, porque últimamente su estado de ánimo había estado un poco desordenado y se irritaba con facilidad. Además, estaba el comportamiento absurdo de mamá María, que siempre buscaba problemas con ella por cualquier cosa que hiciera en la casa.
"¿Adónde vas, cariño?" preguntó Devan finalmente, inclinándose para mirar a los ojos de su esposa.
"Voy a mi chequeo prenatal, ya es hora. ¿Vas a dejarme ir sola?" respondió Sarah. En ese momento, miró su reloj para recordar su agenda.
"Esta tarde, tal vez pueda. Luego iré a buscarte, y tú arreglate bonita, ¿de acuerdo?" Devan acarició suavemente el rostro de Sarah, que parecía tan suave como un panecillo, un poco más redondo y adorable, aunque su fig