Sarah yacía en los brazos de Devan sobre la cama. Él acariciaba suavemente su vientre mientras de vez en cuando depositaba besos en su hombro. La fragancia del perfume que Sarah siempre usaba hacía que Devan se sintiera aún más cómodo.

"Cipto vino a casa hace un rato", dijo Sarah en voz baja.

Devan detuvo su movimiento por un momento y luego preguntó con voz grave: "¿Para qué vino?"

Sarah se giró, mirándolo a los ojos mientras él acariciaba suavemente su cabello. "Tiene dudas. Cree que este niño es suyo."

Devan suspiró y luego la miró con determinación. "No. Este niño es mío. No hay razón para que él lo considere suyo, porque es el resultado de mi esfuerzo."

Sarah sonrió levemente al escuchar sus palabras. Estaba segura de que el bebé era de Devan, pero la constante presencia de Cipto en su vida la hacía sentir incómoda.

Sarah también le contó que Cipto quería hacerse una prueba de ADN después del nacimiento del bebé. Sin embargo, Devan se negó rotundamente e incluso amenazó con