43. La maldad ya tiene rostro
Apenas se hicieron las siete de la mañana tocaron a la puerta de Gabriel, el odio de inmediato al visitante inesperado porque se sentía agotado y de mal humor.
Apenas abrió como si se tratara de una ráfaga de viento entró en su casa un poco alterada, su querida hermana, — Se puede saber, ¿Por qué no contestas el teléfono desde ayer te estamos llamando?
— Me quedé sin batería y al llegar aquí estaba tan agotado que lo olvidé cargar.
— Muy mal momento escogiste para estar incomunicado.
— Querida Kate de verdad me has sorprendido, no sé qué era tan urgente como para insistir pero ¿qué haces aquí a tres horas de distancia de tu hogar?, ¿Y mamá?
— Mi mamá está extremadamente molesta y también está en Chicago y el motivo eres tú.
— ¿Yo?, ¿Por qué?, no es como si fuera un niño que. tienen que controlar.
— Porque se repitió la historia y creo que tienes una noticia muy importante que darnos.
— ¿A qué te refieres?
— La segunda opción que nombre es de la aparición de muertos sin estar celebrand