Eran las tres de la mañana y alguien tocaba a la puerta. Kader no tardó en despertar, lentamente y con pistola en mano se dirigió a la puerta donde se encontró con una muy sonriente Maia, que lo miraba ansiosa, tierna y hasta nerviosa.
- ¿Qué haces aquí Cobra? - preguntó soñoliento
- Viene para llevarte a un lado - le respondió
- ¿Ahora? - cuestionó
- Si ahora, así que ve a vestirte que se nos hace tarde - ordenó mirando su pecho descubierto
- Maia, son las 3 de la mañana, ¿A dónde podríamos ir a esta hora? Además no creo... -
Iba a decir algo m&aacu