* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *
—Yo hablaré con Austral primero, ¿te parece? —le pregunto; y ella asiente delicadamente.
—Está bien —habla con la serenidad que la caracterizaba.
—Pero antes que cualquier otra cosa, debo ser muy claro contigo —le digo al mirarla directamente a los ojos.
—Está bien —responde ella muy relajada.
—Austral es una mujer muy ocupada —le preciso–. Siempre tiene mucho trabajo que hacer; así que, si no acepta, no la presionemos, ¿te parece? —le pregunto; y ella me mira sonriente.
—Ya tengo 13 años, Kansas, no 10 —me señala al fruncir su ceño; y aquello me hace sonreír—. Sé que
ella trabaja mucho como tú —indica—. No diré nada si dice que no puede ir.
—Bien… pues… —exhalo serenamente—. Voy a ir a buscarla a la cocina —le informo al acariciar sus mejillas con mis pulgares—. ¿Quieres levantarte de la cama ya o deseas dormir un poco más?
—Hoy la clase de Margaret es a las 11 de la mañana; y debo preparar dos tartaletas de fresa para llevar a dos