Alex, agente del FBI es infiltrado en un club de peleas callejeras para rescatar a la novia de su mejor amigo. Pero no será una tarea nada fácil, Arlene, es la hija de uno de los hombres más buscados de la agencia y no es precisamente la clase de chica que necesite de un hombre para ser salvada. Y como si fuera poco, su misión, se verá complicada al descubrir un complot interno que pondrá en peligro sus vidas. En una carrera contra el reloj para logar sacarla de ese mundo oscuro a la que es sumergida, nace un amor prohibido con el que tiene que luchar. Y en medio de esta persecución la atracción mutua será un arma mortal de doble filo. La muerte, la traición y las decisiones que tomen pueden inclinar la balanza a favor o en su contra. ¿Te atreverías a apostarle al destino?
Leer másDesde muy temprano la sensación de ser asechada persigue a Victoria y el creer que pueden salir del país sin inconvenientes, no la tranquiliza. Desde la última llamada que recibió de su hermana Alma, no ha podido conciliar el sueño, sus palabras resuenan en su cabeza y le golpean profundo el corazón.
“Hasta el momento todo marcha según lo planeado, pero hay algo que no he considerado. Él ha vuelto a aparecer, aún no ha hecho contacto conmigo, pero creo que me ha encontrado. Sé que es mucho lo que voy a pedirte, pero no confío en nadie más. Pase lo que pase ¡Por favor! No dejes que se la lleve. Mi vida ahora está perdida y estoy consciente de que moriré en cualquier momento. Pensarás que soy cruel al decirte esto por teléfono, cuando aún no le he dicho a Arlene que es mi hija. Supongo que después de todo será mejor que se quede todo así. Has hecho un gran trabajo como madre, yo nunca habría podido lidiar con una niña sabiendo que tengo a la mafia tras de mí. Ya sabes como soy, hermana ¿sabes? A veces quisiera que nunca llegue el momento de que Arlene sepa quién soy, si de mí dependiera… ¡Vamos, no llores! No quiero que te angusties por ello, estoy tranquila esperando el final de este tormentoso capítulo de mi existencia. Pondré todo lo que esté en mis manos para apartar a ese cretino”Después de esa llamada no supo más, intentó devolver la llamada, pero el número del cual había comunicado no existía. Solo le quedaba rezar para que la noticia de su muerte nunca legara. Cada día que pasaba sin noticias al respecto, era alentador. Más, cuando Federico le da ese telefonazo aquella noche, supo que lo que tanto temía se había hecho realidad. Sale presurosa junto a Luciano y Arlene hasta la morgue para reconocer el cuerpo de su hermana.
Nada puede describir el dolor que sintió al verla inerte sobre una plataforma metálica, casi irreconocible, llora amargamente no por el final de su hermana, si no por lo que eso significaba para la vida de su hija. Y ahora no podía apartar de su corazón ese miedo de perderla ¿en quién confiar? ¿Cómo decirle que la vida perfecta como la conoce podría desaparecer en cualquier segundo?¿Cuándo? Eso es lo peor, que no puede proveer la desgracia y seguirá consumiéndose en la angustia. Sin más que poder hacer, mirando a su alrededor contempla el presente y camina lejos de la fiesta, hasta el balcón, donde observa la tranquilidad de la noche. Y mirando el cielo estrellado de ese primer día del año, desea que todo termine pronto, que sea Colombia el lugar de sus sueños y nunca tengan que renunciar a su pequeña princesa, que en estos momentos disfrutaba de la fiesta junto al profesor de su universidad.De repente sintió una punzada en el pecho, y un frío indescriptible la envuelve, su respiración se acorta y el temblor se apodera de sus manos. Está reaccionando cuando una llamada, la sobresalta arrancando de su garganta un pequeño grito que acelera su corazón. Con las manos temblorosas, levanta el dispositivo móvil y ve un número privado en la pantalla, teme contestar, pero la persona al otro lado de la línea muestra insistencia.Lleva el teléfono a su oreja y lo primero que escucha la deja congelada.—Hola, victoria ¿Cómo has estado? Ya me contaron que vienes a Colombia. Puedo sugerirte un gran lugar donde quedarte —se escucha una carcajada. — ¿Creíste que encontrarías refugio en las tierras de mis enemigos? No pensé que fueses más astuta que la perra de Alma. ¿Sabes? Te equivocas si crees que no llegaré a Arlene, tengo planes para mi princesa y como todo el país me pertenece está de más decirte que a donde vayas te encontré y recuperé a mi hija.
Victoria sigue sintiendo que un terrible escalofrío la recorre entera, no puede articular palabras, ni siquiera moverse, solo dejar oír su respiración agitada.
— ¡Que! ¿El ratón te comió la lengua, cariño? —Vuelve a escucharse una gran carcajada a través del teléfono —Es mi hija y la quiero de vuelta, sabes perfectamente que, por las buenas o las malas, la tendré a mi lado. Y el que hagas el viaje incitándome batalla, es inútil.
—N-no pu... puedes… —deja escapar apenas con gran dificultad.—La sangre llama. —La interrumpe de inmediato—, cada vez se parece más a mí. ¿Acaso aún no pregunta por qué no se parece a tu marido?Victoria solo puede soltar un jadeo, antes de que sus lágrimas nublen su visión. Escucha una última risa antes de que cuelgue el teléfono.
Temblorosa deja caer el teléfono bajo sus pies, no puede sostenerlo más. Se aleja del balcón a paso lento, ya casi no siente sus piernas y le basta ver a su esposo frente a ella para dejarse caer en sus brazos.Luciano que traiga en sus manos unas copas de champaña tuvo que dejarlas caer para poder sostenerla.— ¿Qué te sucede, amor? —Pregunta asustado, al verla llorosa y pálida como si hubiese visto a un fantasma — ¡cariño, reacciona! —insiste su esposo.
—Y-ya viene p-por ella. —susurra en tanto se aferra a sus brazos para llorar desconsolada.—¿Cómo es posible?—Llamó hace un instante.Terminaba de hablar cuando el teléfono vuelve a sonar. Ambos se miran y dudan en contestar, más saben que, aunque eviten escucharlo, nada cambiará el destino ya escrito, pero pueden tomar medidas ante sus amenazas.
Luciano se acerca y contesta.—No pueden evitar su destino, pero pueden entregarle una salida. Déjenla ir conmigo y les prometo una salida definitiva. —escucha una voz gruesa un tanto conocida.
—¿Quién es usted? —pregunta Luciano un tanto desconcertado tratando de recordar donde había oído esa voz.—Dese la vuelta —Dice el hombre tras el teléfono.Luciano se gira y lleva la vista al salón, donde el maestro de su hija le levanta una mano mientras con la otra sostiene el teléfono.
—Ahora que sabe quién soy, le pido que confíe en mí.
—¿Cómo puedo…?—Ambos queremos que Arlene no se sumerja en las aguas del pasado, pero también sabemos que es inevitable que pase. Esta noche la llevaré conmigo a Colombia.—Pero…—Podemos burlar al destino, confíe en mí. —corta la llamada.Sin saber que decirle a su esposa, baja aparta lentamente el teléfono de la oreja y dejando un gran suspiro pone la vista en la pista de baile en el gran salón principal del Hotel Wilson Park Lima, donde Arlene y Armando se mueven al ritmo de la melodiosa canción. ¿Estaba listo para tomar el riesgo y poner la vida de su amada hija en las manos de un misterioso maestro de universidad?
Desde aquella traumática experiencia mi vida cambió por completo, dejé de ser laArleneque todos conocían en Lima, para darle paso a la nueva versión de mí; una chica dulce, atenta, considerada, solidaria y tolerante, esta nueva yo, sorprendió a muchos. Aunque no debería, después de todo esa era mi versión dormida y reprimida.El agente Harry dijo que todo estaría bien, pero no fue así de simple, reincorporarme a mi rutina diaria no fue nada sencillo. De hecho, tuve que asistir a terapias, unas veces me acompañaron mis padres y otras Alex, porque lidiar con las pesadillas los primeros días fue brutal. Cada vez que cerraba los ojos, Carlos aparecía y sentía su peso sobre mi cuerpo. volvía a sentir sus manos estrujándome, me asfixiaba al sentir sus manos sobre mi cuello. Las escenas horrendas grabadas en mi cabeza no se disipaban del todo. El insomnio fue frecuente y necesité de mis padres para poder dormir unas horas, cuando Alex no podía estar a mi lado. Las primeras s
ARLENE La pesadilla está por terminar y a unos metros de subir al helicóptero Alex se detiene, en cuanto lo hace mi corazón envió una señal a mi cabeza y me paralizo, sé cuál es la razón. Tiene que regresar para cubrir a Armando, estoy muy asustada y no quiero perderlo en medio de esa guerra campal, pero no puedo negarle que vuelva por su amigo porque tampoco quiero que perezca en el campo de batalla. Así que solo asisto con la cabeza dejándole un “regresen a salvo” en la mirada.Ya Ramiro está a mi lado cubriéndome, sigo corriendo escuchando los disparos y la voz gruesa de aquel hombre. “¡No te detengas, sube!”. Eso no tiene ni porque pedírmelo, lo hago sin perder tiempo; subo al helicóptero sintiéndome una guerrillera en pleno escape. Con el corazón en la garganta y el cuerpo templando sujeto la mano de uno de los soldados que nos resguardan desde el interior. —Tenemos el paquete, debemos irnos —grita al
AlexCuando Armando reapareció ese día, el mundo que me había creado conArlenese borró por completo. No por miedo, sino porque sentí que había traicionado una amistad, quizás por eso cuandoElmerdijo que tenía que volver, lo hice sin dudarlo.—No tienes que preocuparte porArlene, ahora Armando la llevará a casa. Has hecho un buen trabajo, el auto que te llevará al aeropuerto está afuera. Me encargaré de enviar la información de inmediato.No quise despedirme de ella, porque temía perder el poco valor que tenía para cruzar la puerta. Solo le dejé mimedallitaen la mesa de noche, tratando de dejarle un te amo en silencio.Subí al auto sin mirar atrás, arrastrando el dolor más insoportable. Solo había recorrido unos kilómetros cuando recibo la llamada de Armando. Cuando vi su nombre en el teléfono, no quise responderle y tras unas llamadas respondo.“Regresa, la secuestraron” solo dos palabras
Carlos salió del territorio de tiberio y se escabullo en la selva, los operativos de la policía hasta el momento no han rendido muchos frutos. Solo han encontrado el cadáver de Dionisio y su gente en el almacén abandonado que pertenece al territorio de Tiberio. Solo diré que pocoa pocola oscura historia de estos dos hermanos está saliendo la luz y yo la disfruto atravesó del televisor de 32 pulgadas que mi captorhadejado a mi disposición para no aburrirme; nótese el sarcasmo, es una radio a pilas porque en esta zona no hay señal satelital, menos luzeléctrica. Más por otro lado, puedo decir que es menos cruel conmigo ahora que soy su rehén. Por lo menos me ha alimentado tres veces al día, no es la gran cosa, pero una galleta y un tercio de agua es suficiente para no dejarme morir, también tengo el privilegio de usar el baño dos veces al día; una letrina de lujo que cuenta con hojas de papel periódico, para limpiarte el trasero. Si no tomamos en cuenta el
Arlene Después de abandonar la habitaciónbajocorriendo las escaleras escuchando a Armando, no quiero detenerme, ni siquiera cuando Max se levanta del sofá para decirme no sé qué cosa, solo acelero el paso hasta la puerta principal y abandono la fortaleza. ¿A dónde ir? No tengo la menor idea, solo quiero caminar hasta que las piernas se cansen o hasta que algún maleante me ataque y termine con mi vida. De todos modos, ya es una m****a mi existencia.De qué sirve el que sepa quién esmi padre, en que me ayuda el remover el pasado, solo agrieta mis heridas y destroza mi estabilidad emocional, no entiendo que parte importante formo en su guerra de juegos sucios para destruirse. Si se odian a muerte ¡Qué! ¿Por qué tengo que formar parte de sus estrategias? ¿¡Por qué solo no me matan!? ¡Miserables egoístas!Sigo caminando a toda prisa, por esa calle solitaria de subida escuchando detrás los pasos de alguno de esos machos alfas q
Arlene Armando estaba muy emocionado, me sujetaba fuerte entre sus brazos como ese primer día, tal parece que no nota el desconcierto en mi rostro o la mirada frustrante en su amigo.—¿Te encuentras bien, mi amor? —pregunta con ternura sin dejar de acariciarme.—Sí, solo fueron unos golpes y rasguños—desvío la mirada a Alex, que intenta no mirarnos, más es evidente el dolor que vive ¿Por qué volvió a aparecer? Y no es que no me guste la idea de que siga con vida, solo que… ya no lo amo. Me deja un nuevo abrazo y ahora me lleva hasta Alex, que ahora está sentado en el mueble siendo examinado por el doctor. —Sabía que podrías con esto, amigo. No habría dejado a mi mujer en mejores manos que en las tuyas. Eres el mejor en todo. Creo que ahora soy yo el que te debe una. —No fue nada, fue… —piensa un segundo —fue un honor poder ayudarla. Alex solo muestra dolor en su mirada y esos gemidos no son po
Último capítulo