Después de ese día, mi madre se mostró más respetuosa con mi matrimonio con Scott. No hablaba con él ni mencionaba nada sobre él, y pensé que por fin todo se estaba solucionando. Pensé que reinaba la paz.
Pero me equivoqué.
Solo respetaba los límites y se mantenía al margen cuando yo estaba presente porque una mañana se me ocurrió la idea de esconder cámaras en las habitaciones donde Scott solía pasar la mayor parte del tiempo cuando estaba en casa.
Más tarde esa mañana, fui a ver a mi madre y le dije que quería sorprenderla con lo que ella deseara como disculpa por haberla acusado de insinuarse a Scott. Me dijo que quería que le comprara ropa y accesorios nuevos para que se sintiera parte de la familia.
Le hice esta petición a Scott y me dio permiso. Me dio su tarjeta y me fui de casa. Pero no me fui solo para comprarle a mi madre lo que me había pedido. Me fui para darle privacidad y ver qué haría con eso y con mi esposo si yo no estaba.
Y actuó como esperaba.
Scott estaba en su des