Quería que entendieran la verdad, incluso si eso significaba revelar la pesadilla que habíamos vivido juntos.
—No hay mucho que explicar. Angie y yo nos reencontramos en el hospital, donde ella fue mi doctora. A partir de ese momento, comenzamos una relación y ahora ella es mi mujer —afirmé con seguridad, mirando a cada uno de los presentes, desafiando cualquier duda que pudieran tener.
Mi tono era firme y decidido, consciente de que debía enfrentar cualquier juicio o interrogación que se presentara.
El ambiente se volvió tenso y expectante. Todos estaban procesando la revelación y tratando de comprender la situación. Aunque no me preocupaba lo que podrían pensar o decir, sabía que era importante ser honesto y enfrentar las consecuencias de mis acciones.
Volteé a ver a Angie y nuestras miradas se encontraron. Inmediatamente, supe lo que quería decirme sin necesidad de palabras. Asentí con una sonrisa hacia ella y me dirigí a su madre, quien parecía ser el centro de atención en ese mo