Capítulo 110.
Darren en lugar de encontrarse entre las paredes del gran castillo imponente y seguro, ahora estaba en una especie de pantano, con los pies completamente pegados a un líquido viscoso.
— ¿Qué es esto?— preguntó el pequeño niño pero de manera completamente irreal justo frente a él, la mujer que antes había estado acostada y dormida en una cama, ahora estaba despierta llorando arrodillada en el suelo, sin su panza de embarazo.
— ¡Hola! ¡Hola!— comenzó a gritar el niño moviendo sus manos para llamar la atención de la humana— ¿estás bien? no llores.
La necesidad de tranquilizarla se volvió cada vez más desesperante para él.
— ¡Tranquila! ¡No llores! ¡Tranquila! ¿Qué tienes?— A pesar de sus esfuerzos, Darren no podía moverse un solo centímetro y esa mujer que estaba completamente triste no podía escucharlo.
Pero lo extraño era que é si podía escuchar los sollozos constantes pero delicados que salían de ella.
Después, como si de un vendaval se tratara, la imagen de la rubia desapareció, enco