5. A ti también te está pasando?

Tengo una sensación inmediata de ir al círculo de personas que comienza a formarse en la barra. Conforme me acerco veo a Edgardo, parece que pelea con alguien. Típico de él. Si sobrio es insoportable, borracho más. Me detengo. No me interesa ir a ver cómo se pelea pero algo me impulsa y me apremia a ir hacia allá así que sigo caminando y me integro con las personas que ya rodean a los hombres.

Busco a la persona con quien pelea y me quedo helada cuando veo al otro tipo. Es el hombre atractivo. Algo me impulsa a acercarme a él. No quiero que se pelee con ese mequetrefe, me obligo a pensar que esa es la única razón y camino hasta quedar frente a él.

Edgardo lo provoca para pelear y sé que eso no terminará bien para alguno de los dos. Sonrío levemente y lo tomo de la mano. Sin decirle nada lo saco de ahí ignorando los gritos de Edgardo.

Cuando llegamos a la entrada de los baños, hago un esfuerzo monumental para soltarlo. No quería hacerlo. Su tacto provoca en mí mariposas en el estómago que irradian una sensación de felicidad exultante.

Nos miramos fijamente. Nadie dice nada. Me encuentro en un trance del que no quiero salir. Recuerdo el aliento mentolado de mi sueño y quiero comprobar si es cierto. No quiero dejar de ver sus ojos de un café profundo. Cuando acerca mi rostro al suyo no hago nada por impedirlo. Solo quiero que me bese. Aspiro su aliento. Hummm mentolado. Lo espero. Siento su aliento tan cerca, tan cerca…

- Suéltala - Estela trata de contener a Edgardo pero él está fúrico y no entiende razones.

Cuando el hombre atractivo se separa de mi, maldigo a Edgardo por interrumpirnos pero me enojo mucho más cuando lo golpea.

El hombre atractivo se levanta tan rápido como cayó tomado por la sorpresa y se lanza sobre Edgardo. Lo derriba de un puñetazo que se estrella directamente en su rostro.

- Debiste parar antes - dice mirándolo directamente. Solo le dió un golpe pero fue suficiente para que Edgardo no se levante más.

Se da la vuelta, me toma de la mano y me saca de ahí. Con la cabeza le hago una seña a Estela de que todo está bien y me dejo llevar.

Salimos y el aire frío del invierno me cala hasta los huesos. Pero también me hace reaccionar. Cómo me voy a ir con alguien que no conozco más que en mis sueños. En qué diablos estaba pensando? Comienzo a tiritar hasta los dientes y me detengo en seco.

El hombre atractivo voltea al sentir la resistencia y me observa interrogante.

Mis dientes castañetean intensamente. Me abrazo con la mano que tengo libre y trato de hablar pero no puedo hacerlo. El solo contacto con sus ojos, bloquea todas mis defensas y el frío intenso paraliza mis labios.

Jala mi mano para atraerme hacia él y me suelta solo para abrazarme y protegerme del frío.

La calidez que irradia su cuerpo me resulta muy reconfortante . Sin poder detenerme, recargo mi cabeza en su pecho y poco a poco voy dejando de castañetear los dientes. Él recarga su cabeza en la mía y así nos quedamos por unos segundos que se me hacen eternos y que no quiero que terminen nunca.

No lo conozco pero sé, solo lo sé, que está bien. Levanto la cabeza lentamente y él me mira con una expresión de serenidad. Acerca su rostro al mío y posa sus labios sobre los míos muy suavemente, en un contacto dulce, cálido y… electrizante! Una visión llega a mi con el choque eléctrico que su beso me provoca.

“Camino lentamente sin saber muy bien qué esperar. Él solo me dijo que lo viera esta tarde en el centro comercial. Hay mucha gente y no lo encuentro. Pero todos me sonríen.

Un chico me mira fijamente y me apunta con el dedo hacia la derecha. Lo miro extrañada pero sigo caminando sin cambiar la dirección en la que iba. Unos pasos adelante, otro chico me sonríe y apunta con el dedo hacia la derecha, miro hacia allá y veo a otro chico que me apunta hacia las escaleras a su espalda. Sigo las indicaciones. Mi corazón comienza a latir muy rápidamente ante la expectativa de lo que él haya planeado. Sonrío y tomo las escaleras eléctricas hacia el siguiente nivel. “

Ha sido la visión más larga hasta ahora y me dejó con el corazón contrito. Él está haciendo todo eso por mi? Lo va a hacer? O para quien lo hará? El frío me invade nuevamente y abro los ojos para ver que el hombre atractivo ya no me está abrazando. Parado frente a mi, su mirada se torna sorprendida y me dice

- A ti también te está pasando? Tú también tienes estas “visiones”?-

***

No sé porqué la saqué del lugar. Qué se supone que haga ahora? Llevarla a mi casa? A su casa? Carajo. Solo seguí el impulso y ahora me detengo cuando siento que ella lo hace.

La diminuta blusa que tiene no la protege del frío que hace, me acerco a ella y recorro de arriba a abajo sus brazos para calentarlos. Una cicatriz en el brazo izquierdo, desde la parte interna de su bicep hasta casi la muñeca, sobresale en mi tacto, ella se paraliza por un segundo mientras mis dedos recorren toda la extensión de la marca, la abrazo y, a pesar de que tiembla, siento la calidez que su cuerpo irradia en el mío. Sentir su cabeza recargarse en mi pecho me hace estremecer. Recargo mi nariz en su cabeza y aspiro su aroma. Pasa un largo rato antes de que mueva su cabeza para mirarme. Sus ojos expresan tanto que no puedo soportar más las ganas que tengo de besarla. Le doy un beso suave, sin prisas ni urgencias. Solo un leve roce de nuestros labios que me genera un escalofrío y me sumerge en otro recuerdo .

“El enorme letrero con la pregunta le saca una lágrima de felicidad. Analí se tapa la boca con las manos tratando de contener el llanto y corre a mis brazos sorprendida. Me pregunta quiénes son todas esas personas y cómo logré que me ayudaran. La cargo por la cintura y la beso con pasión. Ella responde mi beso mientras entrelaza sus manos con mi pelo. Cuando nos separamos le digo que ese beso nos hace oficialmente novios y ella asiente y me vuelve a besar. Una ola de aplausos llena toda la planta superior del centro comercial. Reímos los dos sin separar nuestras bocas. “

Abro los ojos cuando siento su respiración acelerarse. Aunque la chica del café está muy quieta con los ojos cerrados, su pecho sube y baja con rapidez. Es posible que… Cuando abre los ojos le pregunto.

Ella asiente tímidamente y una lágrima solitaria brota y recorre toda su mejilla.

La limpio con mi pulgar acunando su rostro en mi mano y ella lo recarga en la palma de mi mano.

- Vienes conmigo? Tenemos que hablar -

La tomo de la mano y comienzo a caminar cuando ella asiente nuevamente.

Detengo un taxi y le doy mi dirección. No decimos nada en el camino pero mi mano alrededor de la suya nos mantiene unidos en una comunicación en la que las palabras no son necesarias.

Abro la puerta de mi departamento y le doy el paso. Ella titubea un poco y me mira con algo de aprensión.

- No tengas miedo - le digo.

- Yo también me siento confundido. Desde que nos encontramos en esa cafetería, me han pasado cosas muy extrañas. Solo quiero saber si a ti te pasa lo mismo. -

Su mirada me hace querer tomarla ahí mismo y hacerla mía. No había sentido estos deseos desde que Analí se fue pero me contengo y trato de sonreír para darle confianza.

Ella da un paso al frente y atraviesa la puerta. Yo entro justo detrás de ella y cierro.

La invito a sentarse y le pregunto si quiere tomar algo. A mi me provoca algo fuerte para tratar de calmar los nervios y ansias que estoy sintiendo pero, recordando las palabras de mi padrino, - no bebas si la dama con la que estás no lo hace - espero a que me responda.

- Algo fuerte, por favor. Estoy muy nerviosa - su respuesta, acompañada de una sonrisa tímida me provoca una minierección. Si las cosas siguen así, en diez minutos, voy a estar a todo lo que da.

Quito ese pensamiento de mi cabeza y sirvo los tragos. Me siento frente a ella y le doy su vaso. Nos los bebemos de una sola vez y nos miramos sin decir nada.

Estoy haciendo un esfuerzo muy grande por no tomarla ahí mismo. Es lo único que llena mis pensamientos ahora mismo. El recuerdo de su cuerpo desnudo en mi sueño me hace estremecer. La minifalda que no deja nada a la imaginación no ayuda y mucho menos esa diminuta blusa con la que se ven todas las curvas de su cuerpo. La cadena en su cuello, de la que cuelga un dije que no sé qué es, me lleva a sus hermosos pechos llenos mostrando su nacimiento por el escote. Su cintura estrecha y esas piernas de muerte que no puedo dejar de mirar.

Quiero dejar de ser un patán y concentrarme en lo importante pero simplemente no puedo. Parece que los dos años de abstinencia por fin me están pasando la factura y siento cómo la erección comienza a desarrollarse aprisionada por el pantalón. Me revuelvo un poco incómodo y trato de enfocarme mirando su rostro, pero ella se muerde el labio y me mira también con deseo.

Nos levantamos al mismo tiempo y acortamos la distancia en dos pasos. La miro tratando de encontrar su consentimiento y ella coloca sus manos sobre mi pecho y se pone de puntitas para alcanzar mi rostro. Tomo el suyo entre mis manos y nos besamos con urgencia.

Mi lengua recorre su boca tratando de llegar a todos los lugares mientras mis manos hacen lo mismo con su cuerpo. La pego a mi pelvis y ella gime al sentir mi erección en su cintura.

Separo mis labios de los suyos y comienzo a besarle el cuello. Recorro con besos el camino hasta sus senos y retiro delicadamente las prendas que me estorban. Siento una urgencia incontrolable de recorrerla toda pero más aún de estar dentro de ella. Succiono el pezón mientras con las manos estrujo los senos suavemente. Los pezones están duros y firmes a mi tacto.

Cambio de seno tratando de saborear los dos mientras ella desabrocha mi pantalón. Mi erección sale como impulsada por un resorte, libre al fin.

Su mano la aprisiona y comienza a frotar sacándome un gemido ronco. Bajo una mano y le levanto la falda hasta la cintura. Acaricio su entrepierna y siento la humedad de su seXo. Está lista. Está tan lista como yo.

Rujo de placer ante la expectativa y la cargo a horcajadas para llevarla a la habitación. Ella se mueve de arriba a abajo estimulando mi erección y yo succiono sus pechos sediento de ella.

La coloco en la cama con suavidad y me quito la camisa, ella se acerca a mi y comienza a bajarme el pantalón y el bóxer mientras le da suaves besos a mi miembro completamente erecto. Sus besos me causan escalofríos y me estremezco. La tomo por la axilas y la levanto en vilo. La pongo de pie en la cama y mientras beso su abdomen bajando hacia la gloria desabrocho su falda y estrujo sus nalgas firmes solo cubiertas por el hilo de la tanga. Ella se quita las prendas de arriba y clava sus uñas en mi espalda reclamando mi atención.

La tomo por la cintura y la recuesto en la cama. Abro sus piernas con delicadeza y la visión de su seXo húmedo y listo me da un estremecimiento. Me sumerjo en sus fluidos y los saboreo con ansiedad. Succiono su centro de placer y la siento estremecer. Aprieta mi cabeza entre sus piernas y jala mi pelo entre un estremecimiento. Escucharla gemir solo me enardece más . Saboreo, mordisqueo, succiono y beso a partes iguales. Muevo mi rostro enterrado en su cavidad jalándola hacia mi con fuerza. Está a punto de llegar al orgasmo. Puedo sentirla y quiero que lo haga. Quiero saborear los fluidos del orgasmo y beberlos completamente.

Sus uñas se entierran en mis hombros y sé que lo logré cuando un grito delicioso sale de su boca. Cierra las piernas aprisionando mi cabeza mientras los espasmos del orgasmo se suceden con mucha intensidad. Siento que me ahogo encerrado entre sus piernas pero aceptaría esa muerte sin chistar. Finalmente separa las piernas y levanto la cabeza saboreando sus fluidos.

La miro extasiado. Cuando abre los ojos me coloco sobre ella y la beso. Quiero que pruebe su delicioso sabor. Ella me besa con desesperación y gime con cada movimiento de mi pelvis en la suya. Se separa de mi boca y me dice con voz tan bajita que apenas la escucho

- Ya, por favor. Quiero sentirte dentro de mi. -

Sus palabras solo me excitan más de lo que ya estoy. Está tan mojada que entro sin lastimarla. La penetro completamente en un solo movimiento controlado pero continuo.

El gemido que sale de su boca me enardece. Comienzo a moverme cada vez más rápido. Y ella hace lo mismo. Nuestros cuerpos chocan en una lucha de placer en la que no hay perdedores. Ella clava sus uñas en mi espalda y muerde mi hombro. Estamos cerca. Quiero aguantar lo más posible. No quiero que esto termine nunca. Aunque sé que solo me tomará unos minutos recuperarme, quiero prolongar este placer todo lo que sea posible.

Aminoro el ritmo de mis movimientos para alargar más el momento pero su queja me hace recapitular y me muevo otra vez con toda intensidad. Llegamos juntos al extasis. Gritamos sin inhibiciones y nos abrazamos muy fuerte.

Los espasmos de mi pene se prolongan por un largo rato mientras ella me envuelve con sus piernas y me aprieta desde lo más hondo de su vagina.

Siento mis fluidos inundarla y mezclarse con los suyos. Pasan un par de minutos antes de que mi pene salga de su vagina. Me incorporo sobre ella y miro su hermoso rostro. Es el rostro del placer alcanzado y me exalta ser el causante de ello.

La beso suavemente y me recuesto a su lado. Ella apoya su rostro en mi pecho sin decir nada. Un dólar por sus pensamientos. Porque en los míos son tres las palabras que dan vueltas una y otra vez.

- Quién es ella? -

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