Nathan Cuando observo la determinación en los llorosos ojos de Giselle, comprendo que sin importar lo que haga, ella no podrá perdonarme y mucho menos volver a confiar en mí y con ese pensamiento devastador, me quedo hincado en el piso, mirándola partir.—¿Es verdad lo que ella dijo? —me cuestiona mi nana.—Yo nunca le mentí, yo sí estaba buscando información sobre su laboratorio…—No hablo de eso —me corta con frialdad—. Me refiero a la amenaza que le hiciste. ¿Es verdad? —insiste cuando desvío la mirada, evitando decirle que sí, que fui tan miserable como para amenazarla con algo tan delicado.—Sí, es verdad lo que dijo —confieso cuando el peso de su mirada me obliga a hablar.—¿Cómo fuiste capaz de hacer algo semejante? —me reprende, negando con su cabeza—. Sé que debo de conocer mi lugar y que me estoy extralimitando, pero yo siempre te he visto como uno más de mis nietos y no solo como el pequeño al que debía de cuidar por ser tu nana, no obstante en este momento estoy muy decep
Día de la audiencia Con una ligera opresión en mi pecho doy un paso seguido del otro sintiendo como mis piernas me fallan y debido a ello debo detener mi marcha por algunos segundos y así poder recuperarme, pero gracias a que Matteo me tiende su brazo, me sostengo con fuerza de él y entro a la sala donde ya esperan los Lefebvre.Por unos breves segundos los ojos de Oliver y los míos se cruzan y dándome un leve asentimiento de cabeza es casi como si me estuviese diciendo sin palabras que hoy por fin terminará todo, que será capaz de contar aquello que ha guardado por años.Tomo asiento e ignorando a Bastian y Chantal Lefebvre, acaricio mi vientre, mientras espero pacientemente a que el juez llegue a la sala. A los pocos minutos el eco de murmullos que llenaba el lugar es sustituido por un breve silencio y poniéndome de pie igual que el resto, escucho como el juez comienza con su charla habitual.—Damos inicio al juicio 1013, por un caso de sesión de derechos y por el asesinato de Cami
**Este capítulo contiene escenas violentas que pueden ser perturbadoras para algunos lectores. Se sugiere leer con discreción.Soltando un jadeo veo como los padres de Oliver y su hijo se miran retadoramente y solo hasta que el juez da un par de golpes con su mazo, los tres regresan a sus sentidos y se ven obligados a tomar asiento.—¿Cómo fue que sus padres pudieron falsificar el documento? —cuestiona Matteo a Oliver una vez que todos guardan silencio.—Contamos con ayuda del abogado de los Lemaire —responde con sinceridad y provocando que apriete mi mano en un puño al saber que el supuesto amigo de mis padres también fue uno de los causantes de que yo haya perdido todo—. Después de que obtuvimos la firma de Giselle, él se encargó de que alguien la falsificará y así presentar la cesión como un documento original.»Hizo todo esto con la finalidad de conseguir un porcentaje de las acciones del laboratorio y mis padres sin más opción aceptaron, ya que de otra forma no podrían lograr su
Nathan Se dice que cuando estamos a punto de morir, ante nosotros aparece nuestra vida como si se tratase de una película y en ella vemos todas nuestras acciones, tanto buenas como malas, incluso aquellos eventos que no somos capaces de recordar y aunque antes creía que esa era una falacia, el ver frente a mí sucesos de mi infancia que estaban muy ocultos en mi memoria, me hace ser consciente de que pronto moriré.Observo algunas de las escenas de mi vida y mi madre aparece llorando, desconsolada en varias ocasiones, ante lo cual el Nathan de tan solo nueve años se promete que él nunca será como el miserable de su padre. Lamentablemente, eso que me prometí no logré cumplirlo, me convertí en alguien igual a él, que solo se dedica a dañar a las personas que ama y que con cualquier excusa barata pretende solucionar todo.De un momento a otro todo cambia y ahora me veo arrastrando fuera de casa a una llorosa Giselle y con un dolor lacerante en el pecho, me avergüenzo de la forma tan crue
NathanCon un sobresalto despierto empapado en un sudor helado y mirando a mi alrededor, comienzo a buscar a mis bebés hasta que a mi lado, durmiendo profundamente, se encuentra Giselle y sin saber cómo es que llegó a mi cama, se despierta debido a los jadeos que escapan de mi boca.—¿E-estás bien? —inquiere con un ligero bostezo y frotando sus ojos.—¿Q-qué haces aquí? ¿Y las bebés dónde están?—¿De q-qué bebés hablas? ¿Tuviste una pesadilla? —pregunta intentando enfocar su mirada en mí.—Las bebés —repito, pero dado que parece estar dormida de nuevo, dejo de insistir.Me levanto de la cama sin hacer ruido y saliendo de la habitación, me dirijo a la que arreglé especialmente para nuestras bebés. De un fuerte tirón abro la puerta y cuando observo que aún es la habitación de invitados que no se ha usado en años, mi respiración se vuelve irregular, por lo que regreso el camino andado y me encierro en el baño.Abro el grifo y enjuagando mi rostro con agua fría, niego con mi cabeza.—¿Qué
—¿Estás bien? —me cuestiona mi amigo, una vez que salimos de la estación de policía.—Sí, todo bien. Por favor, no le cuentes a Giselle lo que sucedió con la pulsera, no quiero espantarla y, antes de ir a casa, debemos de hacer otra parada.Cuando llegamos a casa, subo corriendo las escaleras, ignorando el llamado de Giselle, tal como sucedió en mi sueño, y después de guardar la pulsera en el lugar que le corresponde, bajo a la estancia donde me esperan tanto mi esposa como mi nana.—¿Sucedió algo? Te llamé, pero no me hiciste caso —musita Giselle.—Estoy bien, cariño. ¿Tú cómo sigues? —la cuestiono, enredando mi brazo en su cintura para después dejar un pequeño beso en sus labios.—Mejor, solo es un ligero malestar estomacal. Nada de importancia —asevera con una sonrisa.—Nos podrías dejar a solas, nana —le pido a la mujer mayor.—Iré a ver si ya está lista la cena —responde con un leve asentimiento.—¿Seguro que no ha pasado nada? —insiste Giselle cuando me ve lanzar un suspiro. La
Meses después—Giselle, tiene razón. Has estado actuando muy raro desde hace meses —me riñe Kalet cuando le ordeno contratar más guardias para que acompañen a Giselle en todo momento.—Si te sigues quejando, te dejaré más trabajo —le advierto cuando lo veo mirarme con los ojos entrecerrados—. ¿Qué haces ahí, parado? Esos guardias no se van a contratar solos.—¿Por qué quieres más cuando ya tiene a dos que la acompañan como sombras día y noche?—Porque Oliver ya se enteró de que Giselle está embarazada…—Él no hará nada estando en prisión, además, se sigue negando a confesar.—No temo por él, sino por su esposa. ¿Qué crees que hará si Lefebvre le pide una prueba de paternidad y se da cuenta de que ese niño no es su hijo?—¿Y cómo estás tan seguro de que no es suyo?—Tan simple porque después de tantos años casados Giselle no se pudo embarazar y ella sí. Es obvio que ese niño no es suyo.—¿Por eso mandaste a Giselle a Estados Unidos con Pierre? —inquiere sin poder creerlo.—Obvio, ¿por
Giselle Lemaire Observo el gesto de desagrado de la mujer, la cual me indica que puedo subir al piso de mi marido y bajando la mirada me dirijo al ascensor. Como casi no vengo a este lugar se me olvida que aquí tampoco soy bien recibida, el trato de estas personas no es diferente del que recibo en casa.Una vez que llego al último piso, me muerdo los labios lista para recibir esa mirada burlona que siempre me dedica Paulette, la asistente de mi marido, no obstante para mi sorpresa su escritorio se encuentra vacío y gracias a ello lanzo un suspiro de alivio, seguramente está en el baño y de momento me puedo librar de ella.Me acerco a la enorme e imponente oficina de Oliver y justo cuando estoy por tocar a la puerta, me percato de que está un poco abierta, debido a lo cual las voces del otro lado llegan con bastante facilidad.—¿Ya sabes los ingredientes del nuevo perfume de los Dubois? —cuestiona Oliver a alguien.—Sí, justo hace un rato Leroy me la entregó —musita con suficiencia la