CAPITULO 40: DUDAS.
Hayami despertó con el sonido de los pájaros que todas las mañanas cantaban en el jardín trasero. Al sentarse en su cama, se estiró un poco, tocó su frente y su fiebre aún estaba vigente, pero menos intensa. Miró hacia su mesa de noche y notó varios medicamentos sobre este, recordó que Noah le había dado varios durante la noche.
Se levantó de la cama y tambaleó un poco, se recargó sobre su cama, entró al baño y se dio una ducha rápida, buscó un vestido y se lo colocó con dificultad. Estaba colocándose unos zapatos bajos cuando Noah entró a su habitación con una bandeja y una taza de lo que parecía ser un té.
—¿Qué haces vestida?
—Iré al trabajo; hoy es viernes.
—No, no irás, aún estás enferma.
—Estoy mejor.
—Contagiarás a los demás, debes quedarte.
—Qué aburrido eres.
—Como sea, te quedarás y yo me quedaré contigo.
—No, no es necesario. Ya te he dicho que yo ...
—Sabes cuidarte sola... lo sé, pero aun así.
__Ve a la oficina, tú debes ir, yo quedaré aquí sola, no hay problema.
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