Los ojos de Henry temblaron levemente. "Escuchaste mal".
"¿De verdad?". Yvonne lo miró con recelo.
"Sí". Henry bajó los párpados y se limpió las manchas de la camisa, evitando su mirada.
Yvonne frunció el labio inferior y luego suspiró con pesar. "Creo que escuché mal entonces. Estaba feliz porque pensé...".
"¿Pensaste?". Henry finalmente la miró.
Yvonne sonrió y sacudió la cabeza. "Nada. Henry, tu ropa está sucia, quítatela y dámela. Te compraré un juego nuevo".
"¡No es necesario!". Henry tiró las toallas de papel y se negó.
Yvonne insistió: "¿Cómo puedo dejarte así? Manché tu ropa, debo hacerme responsable sin importar qué. Si no me dejas comprar unas nuevas, igual quítatela y dámela. La lavaré para ti".
Henry frunció el ceño, "¿Quieres lavarla?".
Yvonne asintió. "Si no quieres que te compre una nueva, la lavaré".
"No es necesario y no tienes que pagar por ello". Henry se quitó la camisa y la corbata, pero rechazó su oferta.
Yvonne entrecerró los ojos. "No, debo