Paige Harper segunda parte

No es justo que me haga esto, pensé que me creía capaz de hacerme cargo de la empresa, porque carajos tiene que pedirle a alguien que se case conmigo, no entiendo nada de esto

— ¿Por qué debemos casarnos? Podemos firmar un contrato, pero no necesariamente casarnos — digo buscando una respuesta a esa barbaridad

— Si no aceptas casarte él se hará cargo de la empresa de igual manera, sin embargo no tendrás derecho a nada — medie serio

— ¿Qué? Me estas jodiendo — exclamo molesta

— Fue un acuerdo que hicimos hace muchos años atrás, no imagine que se hiciera realidad, hija, es algo que escapa de mis manos, si no te casas perderemos nuestra empresa y todo — lo miro buscando la cordura en su expresión

— No es posible que me digas algo así tan tranquilo, insisto que esto es una broma y una de muy mal gusto — le digo muy molesta

Estoy caminando de un lado a otro sin parar, en eso golpean la puerta de mi habitación, mi padre se tensa y me observa con cuidado.

— Permiso — dice la cabeza de un hombre muy atractivo, si no estuviera tan molesta hasta le daría una sonrisa

— ¿Qué necesita? — digo de forma cordial

— Bueno hablar contigo primero y ya después bajar con los invitados que cada minuto más murmuran cosas — dice levantando los hombros

— Pasa hijo, yo los espero abajo — dice el cobarde de mi padre, ¡sí cobarde!

— Creo que no tenemos el placer — me dice entrando en mi cuarto

— Concuerdo con usted — respondo cruzando mis brazos

— Me presento soy Mason, su prometido — me dice sonriendo y pierdo el olor en mi rostro.

Debo tener una expresión terrible para que el pobre Mason me tomara con cuidado y me sentara en mi cama mientras me daba agua para que reaccionara.

— No entiendo, ¿Cómo puedes estar tranquilo con o de casarnos? — le pregunto al ver que para él es como si lo supiera hace tiempo

— Lo supe hace una semana, escuche a tu padre hablando con el mío sobre ese contrato, lo que fue una estupidez de jóvenes. Al enterarse que ambos serían padres uno de niño y otra de niña, ebrios y bueno gracias a mi abuelo que siempre fue un idiota interesado crearon ese acuerdo, donde decia que debiamos casarnos por un minimo de tres años o perdian todos su bienes. Por eso vengo a hablar contigo, yo puedo hacerlo y quiero decirte que no forzaré nada, solo seremos dos desconocidos viviendo juntos y al pasar los tres años cada uno tiene lo que le pertenece y continúa con su vida — me dice sonriendo

Creo que estoy viviendo en un universo paralelo, eso debe ser. No puedo creer que esto me esté pasando a mi.

— ¿No tenías novia? ¿Piensas dejar todo por las tonterías que hicieron nuestros padres? — le digo aun asimilando todo esto.

Nada de esto está bien, no entiendo cómo fue que toda mi vida se fue a la m****a por un acuerdo que firmó mi padre hace muchos años atrás. Ni siquiera había nacido cuando lo hizo. No tengo la culpa de nada con respecto a eso, debería ser ilegal hacer algo así.

— No tengo novia, no pensaba tenerla. No te seré infiel ni dejaré tu nombre mal durante los tres años, pido lo mismo a cambio… — me dice tan tranquilamente que me dan ganas de golpearlo.

Mirándolo bien es bastante guapo, tiene los ojos azul grisáceo, una barba de dos días y el cabello castaño. Por un momento creo perderme en el azul de sus ojos, sin embargo vuelvo a la realidad al darme cuenta de que espera una respuesta a algo que me pregunto, que obviamente no escuche

— ¿Eh? — es lo único que sale de mi boca

— Si estás de acuerdo en lo que te comenté recientemente, no eres la única a la que no le gusta la idea, creeme que no estoy feliz con esto. Sin embargo pienso en el futuro, no quiero perder mi legado familiar por no poder estar tres años junto a una chica que no conozco, sin contar con que no tendremos que estar juntos en privado como esposos. Claramente delante de los demás debemos aparentar que somos felices, pero creo que el sacrificio vale la pena. Repetiré lo que no escuchaste, no te dejaré mal delante de nadie, nadie me verá siendo infiel y espero lo mismo de tu parte, ya podemos con el tiempo pensar ideas para que nadie se de cuenta — me dice mirándome expectante

— Estoy asimilando todo, no es fácil saber que a mis 21 años me voy a casar con alguien de quien solo sé el nombre, por ese mismo motivo comprenderás que no puedo confiar ciegamente en tu palabra sobre lo de ser infiel, hazte desde ya la idea de que no estaremos juntos de forma íntima, eso no va a pasar. Yo seguiré mis estudios este tiempo y cuando termine con ellos me enseñarás con las cosas de la empresa de mi padre para poder manejarla de forma correcta cuando pasen los tres años — digo levantándome de donde estaba sentada

— Entonces tenemos un trato, podemos conversar mas reglas entre los dos, pero ahora la gente nos espera, prometida — dice sonriendo y guiñando un ojo

— Esto no será nada bueno — murmuro más para mi que para él, pero para mi mala suerte me escucha y lo hace sonreír más

— Ve el lado positivo de todo esto, no tendrá que vivir con tus padres durante estos tres años — me dice sonriendo

— ¿Cuántos años tienes? — pregunto mirando su rostro pensativa

— 26 años fisicamente, psicologicamente ya es otra cosa — responde tomando mi mano y mirando al frente

En ese momento me doy cuenta de que todos nos observan con curiosidad, creo que hasta yo lo haría, esto no se ve todos los días. Sonrío de forma automática como me han enseñado desde pequeña, mi madre y su enseñanza sobre el qué dirán. Lo que dirían al saber todo lo que está pasando con este compromiso para matrimonio. Quisiera gritar y dejarles ver a todos los presentes que todo es mentira, la sonrisa y la mano de Mason en mi cintura mientras comenta que el amor nos llegó sin avisar y que por eso nos casaremos, hasta he tenido que aguantar insinuaciones sobre embarazos.

Es que no tienen vida que están pendientes de la mía, porque no termina todo esto de una vez. Solo quiero dormir y pensar que todo esto fue una pesadilla, que nada de esto es real. Miro a mi madre sonreír orgullosa por la pronta boda de su única hija, me sorprende ver cómo cuenta que siempre supo que estábamos destinados el uno al otro, ¡si ni siquiera lo conocía hasta hace unos minutos!

La reunión avanza y miro cada minuto el reloj, solo quiero irme de aquí. Ni siquiera quiero dormir en esta casa, no tengo amigas leales y sinceras, no puedo contar esto a nadie, estoy segura que si le cuento a alguna de mis amistades terminará en las noticias como el chisme de la semana.

Suspiro cuando comienzan a despedirse y me tenso cuando Mason se acerca a mi odio y dice

— Tenemos que hablar, podemos ir a conversar a otro lado — sopeso la idea por un momento y con tal de salir de aquí voy a donde sea.

— De acuerdo, vamos a conversar nuestro acuerdo, independiente del que firmaron nuestros padres — le digo tomando su mano, me acerco a mis padres y sonrío al ver que se despiden de unas personas — si me permiten — alcanzo a decir, pero Mason me interrumpe

— Suegros, si me permiten quiero llevar a mi prometida a dar un paseo — les dice con una sonrisa encantadora

— Por supuesto querido — responde mi madre sonriendo

Mi padre no tiene la misma sonrisa que mamá, solo asiente después de mirarme y darse cuenta de que no quiero ni verlo por ahora. Me siento demasiado molesta y traicionada por todos. Siento que soy un juguete, mejor dicho una mercancía que está siendo cambiada para mantener la empresa en la familia. Me cuestiono incluso si siempre fue este mi propósito al nacer, quizás.

Nos retiramos de la casa de mis padres en silencio, ambos con una sonrisa hasta que nos subimos a su auto, es como si fuera un teatro, dejamos de sonreír en un segundo y nos sentamos lo más alejados el uno del otro. Mason se aclara la garganta y le dice al chofer que vamos al hotel.

— Solo vamos a hablar, creo que nos faltará tiempo para aclarar todo — dice más para sí mismo que para mí.

Suspiro y miro por la ventana del vehículo para despejar mi mente, solo quiero dormir, no sin antes aclarar todo el Mason. Lo mejor es dejar todo listo sobre nuestro “matrimonio” solo pensar en eso me dan escalofríos.

Llegamos al mejor hotel de la ciudad, él baja y me ayuda a hacer lo mismo, si algo rescato es que Mason es un caballero. Nos montamos en el ascensor en silencio, ni siquiera miro que piso vamos, voy retorciendo mis dedos mientras pienso en todo lo que quiero poner como condición en este acuerdo.

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