Cuando sus ojos se posaron en la familiar cara de Emiliano, apenas pudo distinguir si estaba sentado frente a ella o si era Santiago, debido a la tenue luz.
Si no hubiera hablado.
—¿Tú, tú qué haces aquí?—
Juliana miró fijamente a Emiliano durante un buen rato antes de volver en sí.
Volvió la cabeza