Juliana volvió en sí muy pronto.
Dejó de mirar a Santiago, y se levantó.
Se desencajó y preguntó fríamente: —No te gusta que vaya vestida así, ¿con qué ropa crees que debería cambiarme?
Santiago la miró y cuando estaba a punto de hablar, alguien llamó a la puerta.
Llegó el doctor Miguel.
Santiago se