Guardó silencio y, tomando su bolso y el traje de Diego, se marchó sin mirar atrás.
Emiliano, parado en las escaleras, tenía un semblante cada vez más oscuro.
No fue sino hasta que la sombra de Juliana desapareció de su vista que lentamente retiró la mirada.
Avanzó un par de pasos, luego, de repente