Sabrina se burló, —Subestimas mis sentimientos por Francisco.
Alejandro miró a Sabrina con rabia, —Sabrina, ¿No soy mejor que Francisco? Es un loco. ¿Por qué solo lo quieres?
—¡Cállate! —Sabrina, furiosa, cogió el café y se lo tiró a la cara, y luego agarró a Alejandro por el cuello—. Alejandro, vuelves a maldecir a Francisco, te daré lecciones.
Alejandro sintió la ira de Sabrina.
—¡Si no me crees, pruébalo! —Sabrina lo advirtió.
Alejandro asintió, —Ya veo.
Sabrina le soltó y se dio la vuelta para marcharse.
—Sabrina —Alejandro la llamó—. Ya que Francisco y tú están tan enamorados. Felicidades.
Sabrina no le hizo caso y salió de la sala.
Alejandro quedaba solo. Se sentó y miró el ramo de girasoles, sonriendo con frialdad.
«¡Francisco, tanta suerte! Es increíble tener a alguien que te quiere tanto.»
—Francisco, ¿por qué? —Alejandro dejó caer al suelo el ramo y lo pisoteó—. ¿Son tan enamorados? ¡Sufrirán!
Alejandro llamó a alguien y justo cuando Alejandro quería colgar, por f