Cuando Sofía llegó al bar, Sabrina ya había bebido mucho.
—Sabrina, ¿por qué pareces más triste que yo?
Sofía había estado llorando, así que tenía los ojos un poco rojos e hinchados.
Sabrina frunció el ceño, —¿Triste? ¿Qué te pasa? ¿Quién te ha hecho mal?
Sofía se frotó los ojos y bebió, —Nada.
Sabrina pensó y preguntó: —¿Por Luis?
Al oir el nombre de Luis se entristeció Sofía, abrazó a Sabrina quejándose, —Sabrina, mi hermano va a trasladar a Luis a la empresa de Canadá.
Sabrina la consoló, —No estés triste, ya volverá.
—Hernán dijo que Luis había solicitado voluntariamente ser destinado permanentemente a la empresa de Canadá. Y mi hermano estaba de acuerdo. Entonces no volverá hasta dentro de tres o cinco años por lo menos.
Sabrina suponía que Luis intentaba distanciarse de Sofía.
Sofía tomó otro trago, —No quiere verme, por eso se va a Canadá.
Sabrina, también molesta, no sabía cómo consolar a Sofía.
Sofía se dio cuenta entonces de que algo le pasó a Sabrina esta noche.