La pantalla en lo alto del ring mostraba una imagen de Dany, el campeón de boxeo y sus logros.
El público, en su mayoría, eran hombres, y entre ellos se distinguían muchos extranjeros. Se notaba la euforia y emoción en todos.
Francisco subió a la tribuna VIP. Rodó sus ojos por todo el auditorio, pero no encontró a Sabrina.
¿Se habrá confundido? ¿Sería que ella ni siquiera entró allí?
El público, entusiasmado, comenzó a rumorar…
—¿Cómo que es contra una mujer? —gritó uno.
—No me lo creo, ¿Está loca, o quiere morir? —soltó otro.
—¡Si acaso 10 minutos le aguante! —auguró este.
—¡Eso es mucho, con lo flacucha que es, Dany la derribará de un solo puñetazo!
—¿Quién sabe y a Dany le guste y se deje vencer? Jajajaja. —Risotadas generales se oyeron.
—¡Que va, Dany lleva 3 años invicto en este ring y hoy tampoco pierde!
...
Al escuchar el rumor general, Francisco observó la pantalla, que tenía en letras grandes Dany “vs. Reina Suis”.
Desmesuró sus ojos y exclamo:
—¡Reina Suis!