Amor Sobrenatural
Amor Sobrenatural
Por: Nella
Prólogo

Hace cuatro años.

Era una noche lluviosa, los truenos sonaban y los rayos alumbraban la pequeña habitación.

 El sudor bañaba su atlético cuerpo, la alta fiebre lo estaba matando lentamente, sentía dolor en todo su cuerpo.

En sus momentos de lucidez, no comprendía como había enfermado de esa manera hace apenas unas horas estaba bien y había cenado y charlado gratamente con sus padres. Luchó por mantenerse despierto y pedir ayuda pero la inconsciencia lo reclamó y solo quedó silencio y oscuridad.

Cuando al fin despertó, creyó que había tenido un raro y vivido sueño, se dio cuenta que escuchaba el ruido de un motor, abrió los ojos y no era su habitación, sino una caja metálica, el olor a estéril y desinfectante asaltó su sensible nariz, noto que estaba completamente desnudo.

Empujó ligeramente con sus pies o eso creyó, pero la puerta salió disparada, impactando en la pared y haciendo un tremendo escándalo.

Al salir vio que había estado dentro de un congelador y que en uno de sus dedos del pie tenía una etiqueta que decía su nombre y una fecha, en la parte de atrás decía "morgue". sin entender busco su expediente, leyó que había muerto de una alta fiebre y que sus órganos se habían desangrado.

Después de leer como había muerto, y pasar al menos una hora sentado en el piso procesándolo, su desarrollado oído captó un ruido a lo lejos que lo saco de sus pensamientos tormentosos, de repente un hambre y sed descomunal lo atacó, así que decidió buscar ropa pero solo encontró un uniforme de enfermero que no dudo en ponerse.

Decidió ir a su casa, vivía en una casa humilde, en una zona humilde con padres humildes y amorosos que trabajaban duro para darle un mejor futuro.

Cuando se acercó a la casa vio por la ventana con su perfecta visión a su madre llorando abrazando su foto mientras su padre la abrazaba a ella.

Verlos de esa manera le partió el corazón, a pesar de estar al menos a diez metros de distancia podía escuchar los sollozos de ambos, caminó hacia la puerta para tocar, para decirles que estaba bien y que solo fue un malentendido.

Pero al acercarse a la puerta sintió el olor a sangre en los cuerpos de sus padres, pudo escuchar sus corazones latiendo y justo su estómago cobró vida, en su boca colmillos hormiguearon y se alargaron, y la sed volvió, el deseó de drenar a sus padres y dejarlos sin su líquido vital lo golpeó de frente.

El recuerdo de su vida con ellos fue lo que evitó que fuera por ellos, y con el poco autocontrol que tenia huyó lejos de su casa y de su familia.

No sabía que le había pasado, pero si que era peligroso estar cerca de sus padres, al menos mientras descubría que había sucedido. Necesitaba entender, pero sobretodo controlar la sed que estaba sintiendo.

Desorientado y débil comenzó a deambular, sus colmillos hormigueaban y se alargaban cada vez que estaba cerca de una persona. Cuando iba pasando por un callejón escuchó el grito de auxilio de una joven mujer, guiado por su instinto depredador entro en el oscuro callejón. Donde un hombre de mediana edad intentaba abusar de la mujer que había gritado. Golpeó al hombre que cayó al suelo por la sorpresa y el exceso de fuerza.

—Lárgate —le dijo a la mujer con voz ronca desesperado y con muy poco control de sus acciones.

Luego que la joven salió corriendo, dio rienda suelta a sus instinto y en la oscuridad comenzó a jugar con su presa, lo mordía y golpeaba sin compasión hasta que lo dejó sin una gota de sangre en su cuerpo. Cuando despertó de su frenesí de alimentarse, vio con horror lo que había hecho y sin saber que más hacer se dirigió a un parque, sentándose en una banca, pensando como se había convertido en un monstruo.

Un sonido a su espalda lo alertó  desviando su atención hacia el lugar de donde venía, pero no vio nada. Cuando volvió a mirar al frente un hombre misterioso estaba delante de él, no escuchó latidos de un corazón en el hombre y sospechó que era igual a él.

El hombre solo lo miraba sin decir palabra. Su aura era oscura y aterradora, no podía verlo bien, solo su sombra y sus ojos extremadamente rojos que lo hacían lucir más siniestro.

—¿Quien eres? — se atrevió a preguntar.

—Ven conmigo y sabrás todo lo que debes saber de tu nueva vida —le contestó una voz grave y baja.

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