—¡Por qué no me dejas cocinar! ¡No es cómo si fuera a dañar todo! —exclamaba Tatianna frunciendo el ceño.
Vladimir que se encontraba en la cocina, se había negado a que Tatianna tocara algo ahí.
—Solo deja de molestarme y ve a esperar.
—¡Es que no quiero y… —Tatianna hizo una pausa cuando miró el celular de ese hombre a distancia sobre la mesa comedor junto a algunas de las bolsas de las compras— Está bien, tu ganas, me iré… Pero no soy una inútil así que déjame que te ayude al final a limpiar, ¿si?
Vladimir asintió y Tatianna sonriente se marchó.
Él vió de reojo por sobre su hombro a ver qué planeaba esa mujer y se dió cuenta de inmediato de sus intenciones… Sin embargo… La dejó ser.
Tatianna llegó a la mesa comedor que se veía desde la entrada del anexo a la cocina. Ella tomó el celular disimuladamente y se fue rápido de ahí al salón de estar.
La hermosa mujer de cabello castaño avellana se sentó sobre un sofá y sacó el teléfono.
—¿No tiene ningún… ¡Diablos! ¡Si tiene bloque