Después de un año sin hacerse una revisión, Clara se encontraba en una situación estable.

Poco a poco, había superado los efectos secundarios de la quimioterapia y su estómago ya no le dolía. Sentía que el tumor debía haber disminuido considerablemente.

Sin embargo, antes de conocer los resultados, se sentía ansiosa, como si su cuerpo estuviera en un estado terrible, lo que le daría una razón legítima para interrumpir el embarazo.

Como madre, su instinto era proteger al bebé. Aunque no amaba a su padre, una vez que se había formado una pequeña vida, no quería renunciar a ella.

En medio de su conflicto interno, Carlos salió con el informe en la mano.

—Carlos, ¿cómo está todo?

Carlos lucía serio y respondió: —Hermana Suárez, los resultados no son buenos. Debes interrumpir el embarazo lo antes posible.

Clara vio el tamaño del tumor en el informe de resonancia magnética y dio un paso atrás.

Aunque el tumor estaba creciendo dentro de su cuerpo y ella no podía verlo ni tocarlo, durante ese a