Lo de la noche había sido demasiado repentina y Fernando estaba ocupado en las tareas posteriores.
Clara se encontraba sola, solo tenía a Lucas a su lado.
Antes, en el automóvil, se había quitado el grueso abrigo de plumas y ahora solo llevaba un delgado suéter.
En el pasillo no había calefacción y el viento frío la hacía tiritar.
Clara recordó aquella noche años atrás, cuando también se encontraba de pie en el frío viento esperando a Diego.
Lucas no era tan atento como para darse cuenta de los detalles, solo veía a Clara como una figura patética.
Especialmente los miembros del personal médico que venían apresurados, parecían estar en su contra: —Hazte a un lado, no estorbes el paso.
Estaba claro que a esta hora no había mucho movimiento y todos simplemente la miraban con desdén.
Si no fuera por ella, Diego no habría sufrido heridas tan graves.
A sus ojos, Clara no era más que una carga para Diego.
Lucas era insignificante y tenía que tener cuidado incluso con las palabras que decía. A