Clara apenas tuvo tiempo para sorprenderse antes de agarrar al hombre y lanzarlo por encima de su hombro, corriendo sin mirar atrás.
Desde atrás, se escucharon las quejas del tipo de dientes amarillos: —¿Estás debilitado? ¿No puedes atrapar a una mujer?
—Maldición, la oportunidad perdida.
—¡Ve a alcanzarla rápido!
Los hombres se apresuraron a perseguir a Clara. El de pelo largo se tendió en el suelo y conectó su auricular, hablando tranquilamente: —He encontrado a la persona.
Con calma, se levantó del suelo y observó a los hombres que huían apresuradamente, mostrando una sonrisa burlona en su rostro.
A pesar de la velocidad de Clara, la jungla presentaba un terreno irregular, y ocasionalmente surgían serpientes.
El cielo oscurecía y el sudor empapaba a Clara.
Los perseguidores estaban cerca, jugando a las escondidas como gatos y ratones.
—Huye, ¿dónde crees que podrás escapar hoy?
Uno de ellos aprovechó la fatiga de Clara y se lanzó hacia ella.
Pensaba que atraparía a su presa, pero ch